Hace unas semanas nuestra capital fue escenario del Primer Congreso Internacional de Protocolo y Comunicación, preparado por la Asociación Peruana de Ceremonialistas (Apcer), entidad que congrega a profesionales y estudiosos del protocolo y el ceremonial, en cooperación con el Instituto “Raúl Porras Barrenechea” de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En este interesante encuentro participaron concurrentes nacionales e internacionales quienes, a lo largo de tres días de jornadas, transmitieron sus documentadas vivencias. Una ocasión favorable para recoger aportes y contrastar la aplicación de esta amplia temática en la esfera latinoamericana. En tal sentido, el intercambio de conocimientos caracterizó este cónclave encauzado a demostrar que “el protocolo y la comunicación caminan juntos”, como refirió la presidenta de Apcer, Ana Cecilia Prado Salazar.
Me cautivó la presentación de la carismática catedrática Dolores del Mar Sánchez González (España), encargada del tema “Ceremonial y protocolo de Estado: la imagen del poder”. Con locuacidad subrayó la tarea del protocolo como factor regulador y orientador. También, su relación con el ceremonial como apoyo para lograr “una puesta en escena coherente para los ciudadanos, los públicos a los que el mensaje, que se trasmite con ese ceremonial político, va dirigido. El protocolo, en cuanto conjunto de normas, y el ceremonial, en cuanto organización de los actos basándose en esas normas, son los elementos que ayudan a comprender la imagen del poder establecido en un determinado país”. Puntualizó que el protocolo está constituido por preceptos y el ceremonial es un procedimiento con las pautas a seguir en un acto específico.
José Manuel Mesa Göbel (España), en su ponencia "Gestión y organización de eventos en municipios turísticos", ilustró de la importancia del city-marketing y la proyección de los gobiernos locales a través de la realización de eventos con los que pueden atraer nuevos visitantes. Esta alternativa podría ser explotada por las autoridades regionales y municipales considerando nuestra variada gama de celebraciones religiosas, gastronómicas y ancestrales.
Uno de los coloquios más enriquecedores estuvo a cargo de la directora ejecutiva en Centro de Etiqueta y Protocolo para Guatemala, Ruth Muñoz Ureta de Rayo, quien abordó “La capacitación profesional en protocolo y etiqueta empresarial, una necesidad en las gerencias de relaciones públicas y comunicación social”. En su intervención precisó “el protocolo empresarial no tiene una norma que lo determine; es decir, cada empresa lo determina”. Más adelante, sentenció “el protocolo encausa y orienta todas las actividades humanas e institucionales” y debe estar unido con las relaciones públicas y la comunicación para perfeccionar el correcto desempeño de sus roles. El protocolo y la etiqueta social son dos componentes complementarios en una organización. De allí que los tiempos actuales demandan “un nuevo protocolo y una etiqueta moderna”.
Por su parte, las expertas españolas María de la Serna y María Gómez Requejo -quienes desarrollaron el tópico "El protocolo en la web"- nos explicaron sobre la información existente en internet. Fueron contundentes en detallar que debe distribuirse conocimientos, no obviedades, como sucede y comentaron sobre la escasa exploración de los periodistas al respecto. “Los medios no se interesan por formarse en protocolo”, aseveraron.
Una anotación concurrente que me hace evocar las siguientes anécdotas: durante la visita de los reyes de España (2008) una despistada locutora de televisión relató que al acceder los monarcas a la Plaza de Armas de Lima -camino a Palacio de Gobierno- lo hacían acompañados de la entonación del himno nacional del Perú, cuando se trataba de la Marcha de Banderas entonada para rendir honores a jefes de Estado. El 28 de julio de 2016, con motivo de la investidura de Pedro Pablo Kuczynski, un reportero dijo: “…Aquí viene el señor presidente de la república con el fajín presidencial”. Por lo visto confundió la “banda presidencial”, con el “fajín ministerial” empleado por los encargados de los portafolios ministeriales. El listado de situaciones similares es interminable.
La disertación “La problemática de la
inserción laboral de los profesionales en la República Argentina”, a cargo del
presidente de la Asociación de Ceremonial y Protocolo de Buenos Aires, Eduardo
López Cardozo, incidió en que toda compañía debe tener un especialista en ceremonial
a fin de garantizar una adecuada imagen corporativa. “El ceremonial es 100 por
ciento preventivo e infinitamente reactivo. Quien previene y reacciona
efectivamente, es el profesional”, puntualizó.
Asimismo, “Comunicación: la diplomacia y el protocolo”, sustentado por el diplomático Francisco Purificatti Gamarra (Uruguay), contribuyó a dilucidar ciertas ideas sobre la misión del protocolo en los quehaceres oficiales. “El protocolo es eficiencia y estrategia. Es una herramienta que no se ve, pero que está allí en actividades y eventos. No es un corsé”, precisó. Todavía existe una incorrecta mirada de su función y, por lo tanto, es frecuente suponer que encasilla, limita y discrimina. Es todo lo contrario: garantiza organización y respeto.
“Estrategias para la animación y conducción de ceremonias”, a cargo de la docente y maestra de ceremonia Rosana Fiheroa (Argentina), fue uno de los más esmerados discursos. “No es lo mismo locutor que maestro de ceremonia” y “no hay lugares y programas de capacitación para un maestro de ceremonia”, sentenció. Destacó la obligación que su vestimenta personal guarde coherencia con la velada, arme el guion, realice ejercicios, conozca los tratamientos honoríficos y muestre solvencia. “Muchas veces el maestro de ceremonia es el último que buscamos cuando hacemos un evento”, afirmó en alusión a la poca trascendencia brindada a su misión.
Tener buena dicción y ejercer como comunicador social es insuficiente; debe dominar el ceremonial. En nuestro medio carecen de preparación en estos asuntos y, en consecuencia, dicen: “pedimos un voto de aplauso de agradecimiento”, “buenas noches con todos”, “saludamos con un fuerte aplauso”, “seguidamente las sagradas notas del himno nacional. De pie por favor”, entre un sinfín de extravagancias.
El desconocimiento del protocolo es tan abundante que son incapaces de diferenciar un suceso institucional de una fiesta patronal. Tampoco conviene excederse al usar expresiones como “continuando con el protocolo”, “pasamos a la fotografía protocolar” y “siguiendo con lo establecido en la programación protocolar”. El vocablo “protocolo” es empleado erróneamente por un sinnúmero de desorientados aprendices y aficionados, cuyo mediocre desempeño desluce la grandeza del protocolo.
La segunda exposición de Dolores del Mar Sánchez González, “La pareja del jefe de Estado y su importancia para la imagen de un país”, me trajo a la memoria las controversias suscitadas debido al actuación asumida por Nadine Heredia de Humala, la consorte del ex mandatario Ollanta Humala Tasso (2011-2016). La expositora manifestó: “Es evidente que las parejas hoy en día han evolucionado y que el papel de la pareja del jefe del Estado no es meramente protocolar. Es la persona más cercana a quien detenta el poder y quien tiene línea directa con el mismo. Todas sus acciones tienen implicaciones políticas. Por ello, debemos tener claro cuáles son las complicaciones institucionales que supone”.
La esposa de un dignatario cumple habitualmente obligaciones asistenciales, sociales, formales y secundarias, ausentes de connotación política. Sin embargo, en el reciente ejemplo peruano se puso de manifiesto un estilo en el que ejerció irrestrictas atribuciones en las gestiones gubernativas. Su indudable peso en la marcha del Poder Ejecutivo generó intenso rechazo en vastos sectores de la opinión pública.
En tal sentido, coincido con Dolores en la imposibilidad de separar su ocupación de esposa con la que hace como “primera dama” (término creado en los Estados Unidos, según dijo). Formuló un recuento de las naciones en los que existe una oficina para la cónyuge y enfatizó la urgencia de “determinar su papel y darse un estatuto, personal, presupuesto”, etc. para cumplir sus cometidos por cuando son “modelos a imitar” para sus conciudadanos.
Raúl Herrera Echenique (Chile), presidente del Foro Iberoamericano sobre Estrategias de Comunicación, en su conferencia “Repensando la estrategia desde la comunicación”, nos instruyó acerca de la “relación ciudadana” que compromete al empresariado con el cliente -y con la sociedad en general- a partir de una exigente “sustentabilidad, ética, responsabilidad social, transparencia y relaciones humanas” cada vez más imperiosa para ganar confianza y prestigio.
Fueron horas de reencuentro con afables amistades, confluencia de voluntades, suma de esfuerzos, anhelos y empeños. Un acontecimiento que abre nuevos horizontes para corresponder experiencias en un entorno marcado por la improvisación, el antojo y el desatino en las más disímiles efemérides. A ello debemos incluir la ausencia de profesionales diestros en protocolo en el ámbito estatal y privado y, además, en las innumerables empresas productoras y asesoras de eventos. Por último, recordemos: “El principal objeto de la educación no es el de enseñarnos a ganar el pan, sino en capacitarnos para hacer agradable cada bocado”.
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