sábado, 24 de diciembre de 2011

Último estreno de UVK: “Alto a la discriminación”

Los sucesos acontecidos en los multicines UVK de Larcomar muestran una realidad que, aunque pretendemos ignorar o dar por superada, está muy vigente en la sociedad peruana: la discriminación. Una expresión inequívoca de la ausencia de capacidad para aceptar la identidad multiétnica de nuestra composición social.

En el mesocrático distrito de Miraflores las prácticas racistas son conocidas y este incidente es uno de los numerosos episodios que han merecido rechazo general. El artesano cusqueño Ricardo Apaza fue impedido de regresar a una sala de UVK luego de salir del baño. Sus autoridades intentaron justificarse diciendo que había sido un mal entendido. La supuesta rectificación ha ratificado la existencia de un acto vejatorio en perjuicio del visitante andino.

Más allá de la justa sanción impuesta a la cadena de multicines hay un hecho evidente merecedor de unánime repudio: la discriminación. Una “rutina” común en una colectividad fragmentada incapaz de aceptar su pluralidad y coexistir respetando su diversidad. Una muestra de los complejos y prejuicios que nos alejan de la integración que debemos impulsar. Sin duda, somos todavía un país invertebrado, insolidario, indiferente y lleno de desigualdades.

Este episodio ha generado la repulsión de ciertas personalidades. Gastón Acurio –prestigioso empresario de la gastronomía que no permanece encasillado en su próspera actividad y ajeno a los eventos nacionales como otras figuras públicas- ha dicho: “El Perú es un país multicultural. De razas, culturas y sentimientos diversos. Eso no es un defecto. Esa es su gran virtud y atractivo, su inmenso potencial, su gran oportunidad. Nunca es tarde para liberarte de esas cadenas que te atrapan en la negación de ser quien eres y correr a los brazos de los tuyos para juntos ir construyendo esta nueva sociedad integrada, orgullosa, inclusiva y exitosa. No temas. Solo cosas buenas te sucederán”.

A continuación deseo recordar con usted varios incidentes que impiden a los peruanos superar este terrible mal que hace inequitativa, distante y desigual nuestra coexistencia. Las discotecas The Edge, The Piano, Delirium y Sol y Luna, detuvieron el ingreso a determinados asistentes por sus características físicas o raciales, argumentando el denominado “derecho de admisión” (1998); Indecopi inició un proceso a la compañía Gesur SAC (conductora de Café del Mar) de Miraflores por presunta discriminación. Se verificó que el establecimiento imposibilitó la entrada a una pareja con rasgos mestizos (2006); Indecopi sancionó a Rímac Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros -con una multa de 180 mil nuevos soles- por negar su afiliación a un seguro médico a una joven con síndrome de Down (2011).

El 2007 un grupo de artistas realizaron una singular marcha de protesta titulada "Empleada audaz", en las playas de Asia, contra la marginación y el racismo hacia las trabajadoras del hogar en esa zona. Alrededor de 700 personas, entre mujeres vestidas de empleadas y hombres con camisetas alusivas al racismo, hicieron un plantón en oposición a la ilegal prohibición a estos conciudadanos de disfrutar del mar.

Asimismo, tengamos en cuenta el episodio protagonizado también en Larcomar (2008) cuando unos ciclistas fueron encarcelados y presentados -en conferencia de prensa auspiciada por el alcalde de esa comuna, Manuel Masías- como integrantes de la banda “Los malditos de Larcomar”. Una semana después de permanecer detenidos, estos jóvenes -provenientes de un populoso distrito del Cono Norte- salieron en libertad luego de semejante vejamen. El burgomaestre miraflorino jamás ofreció disculpas y negó cualquier responsabilidad en la injusta detención.

La segregación se da en empresas, centros comerciales, entidades educativas, medios de publicidad, etc. En las oficinas del Congreso de la República existen letreros en los ascensores que dicen: “Solo para congresistas”. Por su parte, el Country Club Villa de Chosica tiene un baño asignado a las empleadas domésticas con una indicación que precisa: “SS.HH. de Amas”. Conozco una institución pedagógica en donde hay un servicio higiénico para uso de su dueño en perjuicio de los docentes. ¡Viva la discriminación!

Recientemente el golfista Diego Brañez de Villa El Salvador denunció que la Federación Peruana de Golf le ha obstaculizado participar de los torneos por no pertenecer a un club, al que está imposibilitado de acceder por su falta de dinero para costear uno. Brañez ha ganado 74 títulos. “En algunos campeonatos me han insultado, me han dicho serrano. Algunos profesores les dicen a sus alumnos ‘cómo te vas a dejar ganar por ese serrano’, eso me ha dolido mucho”, contó el pequeño en un programa de televisión.

Condenamos la discriminación de cualquier índole. Es una falta de consideración a la dignidad humana que no podemos permitir en ningún caso ni circunstancia. Es un deber moral fomentar la convivencia y tolerancia entre todos los seres sin diferencias, eso nos colocará en el nivel de un pueblo civilizado. En este contexto, coincido con las palabras de la Premio Nobel de la Paz (1992) Rigoberta Menchú: “La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz".

jueves, 15 de diciembre de 2011

La asertividad en la comunicación

La forma habitual de comunicarnos, complementado con el lenguaje corporal, describe con énfasis nuestras cualidades, cortesías y estilos. Es probable que no siempre brindemos trascendencia a la manera de manifestarnos para, a partir de allí, indagar la imagen que proyectamos.

En esta ocasión deseo comentar varios aspectos influyentes en la formación de la imagen (buena o mala) al momento de comunicarnos. Si el diálogo se produce en ámbitos laborales mayor debe ser el empeño para afirmar una apariencia coherente con nuestra actividad, preparación y rango cultural.

La comunicación refleja mucho más de lo imaginado a simple vista. Al conversar somos colocados en una “vitrina de observación” que trasluce elementos tan interesantes como la autoestima, el temperamento, la tranquilidad anímica, etc. Determinadas personas no se percatan que el “retrato” que emiten los perjudica y genera rechazo a su alrededor.

Con reincidencia, por mi quehacer académico, observo profesionales de amplias destrezas. Sin embargo, su modo de comunicarse desdibuja los legítimos méritos que lo hacen sobresalir en el trabajo. Compruebo un evidente “desnivel” entre el conocimiento del individuo y su deficiente perfil. La educación, la cultura y el entorno influyen en este asunto. Se sugiere preocuparse del progreso integral y no únicamente en asuntos referidos a destrezas laborales, como sucede con insistencia.

La comunicación se puede considerar como el medio que alimenta los sistemas sociales, facilita la integración, modifica la conducta, hace productiva la relación humana, ayuda a la mejor comprensión personal y organizacional y, especialmente, convierte fluida y positiva la convivencia. Al comunicarse usted, amigo lector, adopta una actitud que puede abrir o cerrar puertas en su accionar cotidiano. Veamos de qué se trata.

Primero, hablemos del “comportamiento sumiso”. Es típico en hombres tímidos, con baja autoestima y actitudes obsecuentes. Lo tienen aquellos que permite la violación de sus derechos y se singulariza por evitar conflictos. No emiten sus pensamientos, niegan sus necesidades, intereses y recursos; evitan situaciones riesgosas, confrontaciones y conflictos; muestran inferioridad, temen decir “no”, hablan en voz baja y emite pobres señales no verbales.

También, tenemos el “comportamiento agresivo”. Es frecuente en seres poco tolerantes y en sociedades llenas de confrontaciones y frustraciones colectivas que alimentan este modo pernicioso de comunicación. Se caracteriza por violar los derechos y carencias de otros, y crear tensiones inútiles. El sujeto expresa sus ideas con la finalidad de dominar al resto.

Esta práctica oculta inseguridad emocional. Suelen ser hostiles y autoritarios; emplean insultos, gestos amenazantes, lenguaje ofensivo con doble sentido; desprecian las opiniones ajenas, pierden autocontrol, formulan sus impresiones de manera inadecuada, culpan a otros cuando se equivocan y terminan con manifestaciones de rabia.

Por último, existe el “comportamiento asertivo”, tan requerido de aplicar en una colectividad con altos índices de intolerancia como la peruana. La palabra asertividad proviene del latín “assevere”, “asertum” y revela “afirmar”. Es decir, indica aseveración de la personalidad, confianza en sí mismo, autoestima, aplomo, vitalidad pujante, seguridad y eficiencia. Es el proceso de exteriorizar sentimientos, dar y recibir retroalimentación.

Las personas asertivas poseen particularidades enaltecedoras. Se sienten libres para manifestarse, pueden conversar con semejantes de todos los niveles de forma abierta, directa, franca y adecuada, actúan con un proceder respetable, comprenden que no siempre se gana, aceptan sus limitaciones, admiten o rechazan a los sujetos con delicadeza, mantienen contacto visual y buscan la relación sincera.

En cada uno de nosotros la comunicación es la conclusión de una variada reunión de elementos internos que se recomienda analizar y perfeccionar a fin de ofrecer una imagen afable, refinada y de profundidad cultural que responda a un proceso de creciente evolución. No descuide su preponderancia en la imagen que se harán de usted.

Por esta razón, debemos dar su real significación al trato con los demás y, con especial énfasis, en el trabajo, los negocios y la entrevista laboral en los que seremos evaluados con detenimiento por nuestros interlocutores. Tenga en cuenta que la asertividad trasluce equidad espiritual, grado de adiestramiento, manejo de las emociones y potencial de coexistencia. Haga de esta herramienta un “puente” favorable de entendimiento.

martes, 6 de diciembre de 2011

¿Hablemos de problemas?

Un tema interesante y, por cierto, necesario de tratar más aún cuando habitualmente escuchamos a amigos, familiares y allegados hablar de sus problemas y enfatizar sobre aquellos referidos al país, la vida, el trabajo, etc. No encuentro casi a nadie que no tenga un dilema que contar, consultar o del que sentirse requerido de consuelo.

Empecemos esclareciendo qué es un problema. Se define como una determinada cuestión que demanda una solución. A nivel social, es un asunto particular que, al momento de solucionarse, aportará beneficios a la colectividad. Desde el punto de vista de la filosofía es algo perturbador a la armonía de quien lo tiene. Sin embargo, para la religión puede ser una contradicción interna entre dos dogmas. Como podemos apreciar concurren diversas interpretaciones.

Cuando hablamos de “problema”, estamos refiriéndonos a los elementos que obstaculizan el desempeño de los procesos, situaciones y fenómenos que nos rodean. Estos pueden ser alteraciones generadas por agentes externos y su resolución es substancial a fin de restituir las condiciones de normalidad existentes. Para resolver una contradicción el primer paso es identificar sus causas. Este concepto no siempre se considera y de allí se construye un círculo vicioso en detrimento del ser humano.

El padre de las Inteligencias Múltiples, el psicólogo, investigador y pedagogo de la Universidad de Harvard, Howard Gardner define la inteligencia como la "capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas. Es decir, un individuo demuestra su discernimiento al encontrar salida a las dificultades.

A mi parecer, concurre un sinfín de problemas en la mente de las gentes. Coexisten individuos “productores” de contrariedades, pues así tienen de qué hablar, cómo generar curiosidad e inspirar lástima en su entorno. Claro que hay problemas reales, pero también imaginarios e interiorizados en sujetos que hacen su existencia infeliz y contribuyen a dañar la calidad de vida del prójimo.

Es verdad que la supervivencia nos enfrenta a situaciones de conflicto y tensión que prueban nuestra resistencia emocional y creatividad frente a asuntos que debemos enfocar con lucidez. Las complicaciones verídicas son “escuelas” de aprendizaje, madurez y evolución. Entrenarnos en su asertivo desenlace brinda mejores recursos para solucionar obstáculos más enredados.

En tal sentido, coincido con el columnista y docente David Fischman, quien en su libro “El espejo del líder”, afirma: “Los problemas son parte de la vida. Nosotros no tenemos la capacidad de impedir que los problemas ocurran, pues son parte de la ley de la vida. Lo que si podemos definir es cómo reaccionar ante ellos”.

Es conveniente que los padres no eviten dilemas a sus hijos. Cada vez que éstos evaden ponerlos en aprietos, en el afán de hacerle la vida más fácil, les están quitando sus “defensas” ante las contrariedades. Se sugiere entrenar a los menores para superar la frustración y hacerlos capaces de sobreponerse y, en consecuencia, aprender que las cosas no saldrán siempre como creen que deben salir. No hay que sortear los problemas a los hijos, se debe enseñar a enfrentarlos con madurez, serenidad y en función de sus prioridades.

Los hijos a quienes se impide confrontar por si solos habituales trabas concluyen teniendo endeble autoestima y dependencia emocional. Asimismo, exhiben elevados niveles de inseguridad -como resultado de un proceso de formación en el que fueron sobreprotegidos e incluso tratados como “débiles mentales”- para decidir su destino y abrir su propio camino.

Todos debiéramos diferencias los problemas trascendentes de los coyunturales. Estamos tan acostumbrados a los apuros cotidianos que cuando tenemos una situación insospechada, nuestra reacción es inadecuada y, fácilmente, caemos en frustración y depresión. Cada vez que sea abordado por un aprieto observe a su alrededor y verá muchos semejantes en condiciones dolorosas, complejas y dramáticas. No exagere, ni se haga la víctima y soslaye llamar la atención con sus “domesticidades”.

Las contrariedades son una posibilidad de desarrollo. Hay que percibir entre líneas el significado de las adversidades. En el colegio primero nos daban la lección para solucionar los problemas de matemáticas. En la vida real es al revés. Previamente vienen los problemas y después debemos deducir sus sabías enseñanzas. Aprendamos a analizar lo que cada dificultad representa como experiencia y recuerde que éstos –me refirió Jorge de la Cruz Hernández, un añorado profesor de mis tiempos escolares- son “como la sal y pimienta en la comida. Le dan gusto a la vida en su debida proporción”.

Estimado lector, tenga en cuenta esta expresión del psicólogo y estudioso norteamericano Wayne W. Dyer: “El pánico siempre asalta al individuo cuando se enfrenta con problemas, y cree no tener la capacidad para resolverlos”. Tome los inconvenientes menos en serio y afronte los verdaderos con sapiencia.