domingo, 9 de diciembre de 2012

El “lapsus” del villano Villena

Hace varios días hizo noticia el ministro de Trabajo, José Villena, no precisamente por anunciar un nuevo e importante logro en su portafolio, sino por su protagonismo en un episodio incalificable y deshonroso para un funcionario estatal que, en su condición de tal, está expuesto al escrutinio ciudadano.

Como se recuerda, Villena llegó al aeropuerto de Arequipa -el 27 de noviembre- para tomar un vuelo a Lima, pero pretendió abordar el avión de LAN que estaba a punto de despegar. A raíz de ello el personal de la empresa y la policía intentaron detenerlo. Los informes de la seguridad del terminal aéreo señalan que los insultó y amenazó con despedirlos. Según el parte médico, el titular de Trabajo habría empujado a la empleada de la aerolínea ocasionándole moretones en el antebrazo derecho.

Este es el segundo personaje del régimen con actitudes violentistas. El primero, como recordamos, es el congresista Daniel Abugattás. Durante su gestión en la presidencia del Congreso de la República estuvimos acostumbrados a sus frecuentes declaraciones altisonantes, desmedidas, agresivas y confrontacionales, propias de su escasa inteligencia emocional. Pero, nunca estuvo denunciado por agresión física a una mujer.

Los líderes políticos deben recordar que, para su buena o mala suerte, constituyen referentes para la sociedad y deben esmerarse en exhibir una actuación impecable con la finalidad de moldear el obrar de la colectividad. Quienes ejercen influencia social tienen que meditar las implicancias de sus acciones. De allí que, a comunicadores, empresarios, servidores públicos, etc. les corresponde proyectar un perfil concordante con su nivel de ascendencia.

Sin embargo, cada vez son más frecuente este tipo de inconductas que, probablemente, expresan su absurda creencia –propia de repúblicas del cuarto mundo- que ellos son “ciudadanos de primera clase” y, por lo tanto, están exceptuados de acatar las normas y los procedimientos de los “electores de a pie”. Unas son las disposiciones ha cumplir por nosotros y otros los cuantiosos privilegios de los burócratas frívolos, pusilánimes e insensibles que exigen pleitesías virreinales.

Esto me recuerda los padecimientos afrontados en mi gestión en la presidencia del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda (2006 – 2007), al ser visitado por autoridades gubernamentales, congresistas oficialistas y asesores que pretendían –sin reparos ni vergüenza alguna- un trato y prerrogativas inadmisibles, como ingresar en sus autos en un sitio atestado de miles de concurrentes. Hacían llamadas telefónicas, se molestaban e incluso amenazaban con retirarse de la actividad a la que habían sido convocados. El colmo!

Usanzas como las que motivan esta nota contribuyen a alejarlos del sentimiento ciudadano. Estos trances acentúan la falta de credibilidad, prestigio y representatividad de nuestra clase dirigente. Sus continuos lapsus, sumados a su falta de productividad, cuestionable moral, carencia de destrezas neuronales y una secuencia interminable de escándalos, solo sirven para distanciarlos del pueblo y, además, crean un espacio para los grupos radicales que se nutren de sus deficiencias. Lástima que todos nos demos cuenta, pero –al parecer- los líderes políticos no lo perciben debido a su ceguera para analizar las demandas populares.

A la luz de mi experiencia vivencial creo que las circunstancias discrepantes y de confrontación facilitan conocer –por encima de apariencias- la capacidad de autocontrol, paciencia y formación personal. De allí que la reacción del ministro “villano” permite saber hasta donde llega –en instantes de tensión- su termómetro de convivencia. Al parecer es precario para alguien que, por sus tareas de gobierno, debe tener un mejor grado de tolerancia.

La buena educación en los hombres y mujeres que están en la “vitrina” de la opinión del público se sugiere que sea la adecuada por la trascendencia de su desenvolvimiento. El ejercicio de la etiqueta social, tal como lo hemos indicado en anteriores artículos, está acompañado de la empatía, la autoestima y de mecanismos internos de autocontrol que deben fluir con naturalidad en todo tiempo, circunstancia y lugar. En el caso que estamos comentando, esto no sucedió.

Más allá de las valiosas consideraciones de la etiqueta social, quiero anotar que la prepotencia, la discriminación y el irrespeto a la dignidad humana contribuyen a acentuar las diferencias en un país contaminado por el racismo y la marginación. Me pregunto: ¿José Villena hubiera reaccionado así ante mortales de su igual o mayor “estándar” social? ¿Hasta cuando debemos soportar hechos errados y déspotas de los jerarcas del estado?

Estas líneas las escribo indignado por el maltrato padecido a una dama y, por lo tanto, comparto estas reflexiones con usted, amigo lector, acerca de la grandeza de poseer un comportamiento coherente y consecuente con la “inclusión social” que, por lo visto, fue echada al tacho por un “villano” huérfano de la mínima condición para defender los derechos laborales de los trabajadores. Le recuerdo al inquilino de la avenida Salaverry las sabías palabras del director y actor de cine Edward James Olmos: “La educación es la vacuna contra la violencia”.

sábado, 13 de octubre de 2012

Diez mandamientos de la caballerosidad

Diversos lectores, amigos y alumnos me han insinuado ampliar los aspectos tratados, en términos generales, en mi artículo “¿Se ha extinguido la caballerosidad?”. Me parece una buena idea a fin de compartir recomendaciones tendientes a afianzar la “caballerosidad” como un estilo de vida.

Desenvolverse con amabilidad y corrección es la suma de virtuosos pormenores que hacen la diferencia con el resto de individuos. No es algo excéntrico, anticuado o pasado de moda, como todavía se piensa. Ésta aflora con autenticidad a partir de comprender la trascendencia de su práctica con las damas y las personas requeridas de mayor deferencia.

La “caballerosidad” comunica –de manera enfática- la solidez de la personalidad, la firmeza de la autoestima, el rango de educación y es una forma acogedora de relacionarse. Se distingue por su atención y refinamiento hacia los otros y, por lo tanto, es una demostración del deseo de convivir en armonía, tolerancia y paz con el entorno. A continuación detallo diez “mandamientos” que, desde mi punto de vista, caracterizan a un caballero.

Primero, la puntualidad. Es una regla de oro y una primera favorable carta de presentación. Ser puntual, en toda actividad personal y profesional, es un signo de finura, respeto y organización. Más aún, si consideramos que esta virtud ha desaparecido en desmedro del miramiento a los demás. Jamás haga esperar a nadie, sea solícito.

Segundo, la discreción. Que difícil es lograr que los varones atesoren informaciones, vivencias y comentarios sobre personas e instituciones. Son lamentables las habladurías acerca de ex novias, centros de trabajo o asuntos familiares. Guardar silencio es inherente en un sujeto reservado y una hazaña en una colectividad inoportuna e impertinente. Un individuo discreto inspira confianza.

Tercero, el autocontrol. La presión diaria y los conflictos, cada vez más frecuentes, hacen indispensable comprometernos a analizar nuestras reacciones ante diferencias, desencuentros y confrontaciones laborales o amicales. Un proceder inadecuado puede perjudicar bastante su exitosa imagen. Es imperativo ocuparnos de los mecanismos internos a fin de controlar las emociones (positivas o negativas). El autocontrol es sinónimo de madurez, ponderación y equilibrio.

Cuarto, la cortesía. Gestos comunes como dejar pasar a las señoras primero, ceder el asiento en el autobús, ponerse de pie para saludarlas, alcanzar algo que se cayó al suelo, jalarle la silla, ayudarlas a cruzar la calle, etc. son cumplidos que lo harán sobresalir. Siempre retorne –por más “importante” que usted sea- llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos y evite recurrir a conocidas excusas para evadir cumplir con esta primaria prueba de finesa. No tenga temor de actuar con pleno señorío.

Quinto, los pequeños detalles. Es una expresión sobresaliente mantener presente fechas, conmemoraciones, cumpleaños o aniversario de bodas. Si ésta acción puede acompañarla de un regalo, mucho mejor. Envíe esquelas, flores o chocolates en distintas ocasiones. Cuando realice una visita acuda con un obsequio para la dueña de casa.

Sexto, la conversación. La calidad de la plática refleja sus alcances culturales y su dimensión intelectual. Maneje el arte del diálogo, sepa escuchar (tanto como charlar), rehúya actitudes acaloradas y disputas inoportunas. Sostenga tertulias profundas, afables, llevaderas y desarrolle su capacidad empática. Por cierto, excluya frases inadecuadas, groseras u ofensivas; use vocablos convenientes y necesarios. Acuérdese: Todos somos dueños de nuestros pensamientos y esclavos de nuestras palabras.

Sétimo, la buena imagen. Cuide su vestimenta y arreglo personal. Es imprescindible un perfume de calidad, exhiba los zapatos limpios, las uñas impecables, la camisa y corbata en perfecta presentación. Lleve sus tarjetas en un tarjetero, una billetera en buen estado y un portafolio adecuado para su actividad profesional. Su apariencia describe su estado anímico y su autovaloración.

Octavo, la etiqueta en la mesa. “Coma como si no tuviera hambre y beba como sino tuviera sed”. Esta frase sintetiza la delicadeza de su desenvolvimiento. Su comportamiento, al ingerir sus alimentos, es una radiografía de su formación. Puede usted espantar a más de un mortal con sus inadecuados modales. Recuerde tratar solo temas atractivos y positivos. Evite contestar el celular mientras comparte estos momentos con otros sujetos y no lo exhiba como si fuera un cubierto.

Noveno, las palabras “Gracias” y “Por favor”. Agradecer es una actividad de elevada performance. En nuestros días es poco usual ubicar varones que respondan y retribuyan obsequios, invitaciones, detalles, etc. Este espontáneo y sincero hábito lo diferenciará en tan fecundo océano de agrestes usanzas. Decir “Gracias” y “Por favor” son términos seductores y, además, hacen placentera la alternancia con el prójimo.

Décimo, los principios y valores. Este es un punto central en el análisis de la conducta de los peruanos. Ninguna actuación inmoral puede ser elegante o atinada. Por esta razón, los principios determinan nuestros actos. Poseer una sólida estructura moral y un conjunto admirables de valores (solidaridad, honradez, lealtad, fidelidad, etc.) son elementos enaltecedores en un hombre. Sugiero interiorizarlos con firmeza, consecuencia, coherencia y dignidad y, especialmente, hacer de ellos una sólida columna que sostengan su paso por este mundo. No claudique!

Esforcémonos por alentar y forjar una sociedad de seres probos y respetables. La “caballerosidad” no se impone, ni improvisa; recomiendo ejercerla con naturalidad como conclusión de un proceso educativo. Se aconseja aplicarla sin discriminaciones, intereses o conveniencias. Por último, medite esta afirmación: “Detrás de la caballerosidad de un hombre, hay una reina que lo educa y una princesa que lo ama”.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Se ha extinguido la caballerosidad?

Con frecuencia escucho a amigas y conocidas cuestionar la visible ausencia de señorío en sus parejas, hijos, colegas y afines. Especialmente reclaman un conjunto de gestos deferenciales que, como podemos observar, se están perdiendo en la sociedad ante la mirada indiferente de numerosos varones.

Ante todo empecemos esclareciendo que se entiende en la actualidad por “caballerosidad”. La interpretación y destino de algunos conceptos cambia en función de la dinámica social y sufren transformaciones -positivas o negativas- en su usanza. Este es uno de esos casos.

En la antigüedad un caballero era una prójimo de origen noble que montaba a caballo -poseía un sirviente o paje- y se dedicaba a la guerra. Al mismo tiempo, eran recompensados con el mando de una pequeña extensión de tierra en cuyo caso adquirían el nombramiento de conde si era un condado, duque para un ducado, etc. Pero preservaban el grado de caballeros. Durante la Edad Media la caballería sería un arma fundamental de los reyes feudales y, además, por siglos era imparable el ejército que poseía una gran caballería.

Esta acepción no se mantiene en nuestros días. Esta concepción se emplea para el hombre definido por su respeto, amabilidad, desprendimiento y distinción. Por su parte, la galantería es una acción obsequiosa para con una dama. Es una conducta de masculinidad caballeresca ejercida por los varones; mientras que las mujeres cultivan el arte de la femineidad y la coquetería.

Es importante asumir la “caballerosidad” como una cultura de vida. Es una manifestación inequívoca de respetabilidad. A la mayoría de las mujeres les gusta sentirse atendidas. Un señor caballeroso es mucho más cautivador, interesante, varonil y acogedor. Su práctica no se improvisa de un momento a otro, se va gestando –de manera gradual y sostenida- en su proceso de educación, se nutre de su contorno y de sus referentes de comportamiento y, finalmente, fluirá con naturalidad. Sin exageraciones, ni exhibicionismos.

Discrepo de quienes afirman que la “caballerosidad” desagrada e incomoda a las señoras. Incluso he oído decir que es algo superado y fuera de moda. No lo considero así. Su aplicación se debe fomentar desde temprana edad a fin de interiorizar en el adolescente esos seductores detalles que lo harán diferente y, por lo tanto, destacará en su trato con el resto de personas. En este aspecto los padres de familia cumplen una labor directriz. Si el papá abre la puerta del auto a su esposa, le cede el paso, la asiste a subir o bajar las escaleras, la lleva del brazo en la calle, la ayuda con las bolsas de las compras, le jala al silla al sentarse y tiene variados actos de afabilidad, con el resto de damas de su ámbito familiar y amical, estos actos serán una influencia práctica en el adiestramiento de sus hijos. Así serán formados para desenvolverse con “caballerosidad”.

Conozco individuos con aislados rasgos de “caballerosidad” solo en puntuales circunstancias y con quienes motivan su particular interés o atracción. Una lástima que lo que debiera caracterizar un estilo personal, sea usado comúnmente en función de conveniencias y solo en ciertos instantes para embelesar a alguien del sexo opuesto. Del mismo modo, existen mujeres que se dejan impresionar por efímeros galanes, cuyos aparentes y artificiales modales son empleados para disimular sus enormes carencias espirituales, emocionales e intelectuales.

En la “caballerosidad” influyen otros componentes como la autoestima. Ésta es entendida como la autovaloración que cada uno de nosotros tiene de si mismo y es un factor concluyente para sentirnos convencidos de realizar demostraciones de consideración y gentileza. Tenga presente que la alta autoestima brinda seguridad, aplomo, confianza y solvencia para conducirnos en función de nuestras determinaciones sin preocuparnos de la respuesta del medio.

Empero, quiero anotar ciertos obstáculos en el ejercicio de la “caballerosidad”. Todavía existen damas que se burlan de los finos detalles del varón y se resisten a aceptar expresiones amables –como ser ayudadas al ponerse un abrigo- por inseguridad y temor a la reacción de sus parejas. En reiteradas ocasiones he visto a mujeres, de variadas edades y procedencias, mirar asombradas episodios usuales de cortesía que revelan su falta de costumbre de frecuentar caballeros y, lo que es peor, no conocen en que consiste, sin ambigüedades, la “caballerosidad”. Si estuvieran al tanto de las sugerencias de la etiqueta social, su respuesta sería de agrado y complacencia. Recomiendo a las señoritas -a fin de evitar situaciones incómodas- disimular su precaria educación y débil autoestima cuando son sorprendidas con oportunas y galantes actitudes caballerosas. No se ponga en evidencia!

Entendamos la “caballerosidad” como una elevada manifestación de las cualidades humanas del hombre en su relación con sus semejantes. Alentemos, con entusiasmo e ilusión, toda iniciativa que realce al varón en su actuar. Ofrezcamos nuestras mejores acciones, atraídos por el anhelo de forjar una mejor convivencia colectiva. De esta manera, estaremos entregando nuestra contribución a una comunidad necesitada de nuevos referentes que constituyan el marco correcto de inspiración para la juventud.

viernes, 13 de julio de 2012

¿El recto camino de la lealtad?

Los valores constituyen el marco referencial que inspira la actuación humana. Su conocimiento y adaptación enriquece a la comunidad. Todas las civilizaciones han definido los valores que contribuyeron a guiar el comportamiento de sus integrantes. En síntesis, la solidaridad, la honestidad, la lealtad, la puntualidad, la veracidad, -entre muchos otros- son pilares fundamentales para engrandecer la conducta social.

Son punto obligado de aprendizaje, reflexión e interiorización, en cada uno de nosotros, si deseamos contribuir a superar el profundo trance que acentúa el empobrecimiento cívico, ético y espiritual. No podemos eludir analizar este ámbito cuando, por coincidencia, adolecemos de liderazgos capaces de inspirar corrección, honorabilidad y decencia.

Dentro de este contexto, la lealtad es un sentimiento de respeto a los propios principios o a otro sujeto y, además, consiste en nunca dar la espalda a determinada persona o grupo al que se está unido por alguna relación. Está referida también a la firmeza en los afectos y en las ideas. El filósofo y escritor catalán Ramón Llull afirmaba: “Los caminos de la lealtad son siempre rectos”.

Su alcance es uno de los más trascendentes. Es un compromiso y, por lo tanto, solo pueden ser veraces quienes están lo suficientemente maduros para asumirlos. Aunque con bastante frecuencia existe una tendenciosa interpretación de su real connotación. Ésta se confunde con la complicidad y el encubrimiento cultivado en colectividades como la nuestra. No se sorprenda.

He llegado a concluir que la lealtad es inusual y escasa en el ambiguo, criollo y “gelatinoso” desenvolvimiento del peruano. Tengo presente las palabras de mi querido amigo, el afamado conservacionista Felipe Benavides (1917 – 1991), con quien en frecuentes diálogos analizábamos estos temas. Él no dudaba en señalar: “El peruano lleva la traición en la sangre”. Recordaremos como la deslealtad está insertada en múltiples momentos de la historia nacional.

Guardo varias vivencias para compartir que se remontan cuando recibí el encargo del jefe de estado para presidir el Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda (2006-2007). Se presentaron ofrecimientos que me valieron ser sindicado como poco “leal”, con los militantes del partido gobernante, por no “corresponder” a ciertos “pedidos” o por mi falta de “leal” silencio –habitual en la deformada política peruana- sobre hechos sórdidos que, desde mi perspectiva, se debían denunciar y desenmascarar con severidad.

La torcida “lealtad” –aparte de las reiteradas trabas e intrigas- de los frívolos, pusilánimes e insensibles funcionarios públicos de carrera (que, incluso, convoqué) fue la más intensa y efectiva cátedra recibida, durante mi breve paso por el sector estatal, acerca de la ausencia de esta virtud. Carecían de integridad para actuar con consecuencia, coherencia y dignidad. Eran comunes sus prácticas soterradas.

Qué difícil es –para sujetos llenos de miedo y titubeantes- decir lo que piensan, con aplomo y convicción, y hacer lo que dicen. Estilo que, a pesar de críticas e incomprensiones, no compartí y enfrenté. Esa experiencia me facilitó conocer los enormes vacíos en seres que, teniendo destrezas profesionales, poseían una estructura moral deshonrosa.

Asimismo, dispuse colocar un letrero en la puerta del parque que decía: “Esta es una institución al servicio de la comunidad, aquí se vive la ética y se practica la meritocracia y no aceptamos tarjetazos”, que me hizo merecer el calificativo de “desleal” e “infraterno”. Sin duda, una denominación enorgullecedora. El servidor público debe lealtad a la ciudadanía y está obligado a eludir emplear su posición para conceder favores partidarios, como sucede en nuestro país.

De igual manera, existe una carencia de lealtad en los escenarios empresariales, sentimentales, políticos y familiares. Es “normal” sustraer información de una compañía para ofrecerla a la competencia y traicionar –por unas cuantas monedas- a la entidad en donde se laboró. A nivel amical sucede algo similar, la frágil fidelidad del amigo es negociada por prebendas o beneficios. Por su parte, los astutos políticos construyen alianzas de intereses y cuestionables sinceridades. El pragmatismo de la sociedad ha sustituido a las directrices que debieran caracterizar la actividad del hombre en todos los campos.

En el ameno libro “El espejo del líder”, el profesor David Fischman precisa: “…Uno de los motivos de la falta de lealtad se debe a que estamos muy concentrados en nosotros mismos. El entorno competitivo y los cambios crean un ambiente amenazante que nos orienta a pensar egoístamente. La lealtad implica, en cambio, orientarnos pensar por encima de nos otros y valorar la contribución realizada por las personas o instituciones hacia nosotros”.

Reforcemos nuestra lealtad a partir de regir nuestra vida de acuerdo con nobles preceptos que estamos comprometidos a cumplir. Portarse en concordancia con las normas que hagan sobresalir al prójimo -en un mundo contaminado por tan lacerante crisis moral- es un desafío. Procedamos con probidad a fin de constituirnos en referentes para las actuales y futuras generaciones.

viernes, 6 de julio de 2012

La “crítica” constructiva

Integramos una comunidad en la que no hemos sido preparados para dialogar, negociar, forjar entendimientos y hacer apreciaciones inspirados en la genuina intención de recapacitar acerca de realidades que deben corregirse o analizarse. Me refiero a la tolerancia frente a la “crítica”.

Empecemos aclarando el significado de este vocablo. La Real Academia de la Lengua Española lo define como lo que “se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.” como “examen y juicio”. Este término deriva de la palabra “criterio”.

También, es la función dirigida del intelecto crítico, emitida como opinión formal, fundada y razonada -imperiosamente analítica- con connotación de sentencia cuando se establece una verdad ante un tema u objeto concreto. En el lenguaje cotidiano es la reprobación o censura realizada de algo o alguien.

Entendida como una práctica destinada a examinar y explorar, la “crítica” debe ser común en las personas para poner en controversia sus determinaciones. Esta cualidad fomenta un contenido reflexivo y estimulante al desarrollo integral de los individuos. La mirada “crítica” exhibe una disconformidad que posibilita orientar mejores acciones y la continúa evaluación de los actos. Por lo tanto, es prioritario de llevar acabo en un medio carente de esta facultad.

No temamos, ni rechacemos la “crítica” cuando se diferencia por su magnitud introspectiva y sensatez. Su sano ejercicio hará capaces a los sujetos, en lo personal y grupal, de meditar sobre asuntos que, a simple vista, se asumen como válidos, ciertos y categóricos. No siempre es así. Pues, para enfrentar con éxito las complejidades se requiere tener un alto índice de habilidad juiciosa y reflexión constante.

Se recomienda alimentar la “crítica constructiva” a partir, entre otros elementos, de un proceso formativo que incluya el cuestionamiento positivo en el entorno familiar, social y educativo, y esté orientada ha profundizar los conocimientos y emociones. Aceptar órdenes, instrucciones y mandatos -sin usar el juicio de valor- obstruye el desenvolvimiento de esa extraordinaria posibilidad del ser humano, tan poco aprovechada, de someter a escrutinio las afirmaciones recibidas.

En tal sentido, sugiero aproximarse a la lectura. Una herramienta que subleva y hace al prójimo discrepante, agudo y analítico. Además, compromete la ampliación de nuevas virtudes; ayuda a perfeccionar el lenguaje, mejora la expresión, el vocabulario y la ortografía; incrementa las relaciones humanas y favorece la empatía; facilita la exposición del pensamiento y la capacidad deductiva; activa las funciones mentales agilizando la inteligencia; abre la imaginación y creatividad. Recuerde, la carencia de cultura e ilustración da lugar a conductas mediocres, súbditas y sometidas a mensajes embrutecedores.

Todos los mecanismos que involucren un entrenamiento crítico serán bienvenidos en una colectividad –como la nuestra- indiferente, intelectualmente “parapléjica”, conformista y, además, manipulada por medios de comunicación, políticos, líderes de opinión, contenidos publicitarios, estereotipos y otros componentes que contribuyen a su creciente estancamiento.

Fomentar la “crítica” es una tarea que se nutre, principalmente, del ejemplo de los padres, quienes tienen una influencia explícita para moldear a sus hijos y, por lo tanto, pueden potenciar esta destreza a fin de ayudarlos a “pensar”. La forma como se zanjan los conflictos en el hogar, la empresa y la sociedad, –sin lugar a dudas- muestra la ausencia de la “crítica constructiva”. Por el contrario, las diferencias se resuelven a través de la confrontación, alzando la voz, con imposiciones autoritarias, prepotencias y amenazas, lo que lo evidencia escasa “inteligencia emocional” (la lucidez para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la pericia para manejarlos con sapiencia). El término fue popularizado por Daniel Goleman, en su célebre publicación “Inteligencia emocional” (1995).

De otra parte, es imprescindible establecer ciertos criterios que posibiliten la “crítica constructiva” a fin de afrontar las adversidades cotidianas de manera propicia. Se propone evitar estar molesto o cargado emocionalmente; adoptar un gesto flexible y de servicio; describir el dilema sin emitir juicio de valor; indicar cómo se siente ante el incidente, expresar sus impresiones; y, por último, preguntar cómo puede ayudar.

De modo que, como señala David Fischman en su libro “El espejo del líder”: “Es necesario tomar conciencia de que nosotros mismos tenemos mucho que mejorar. De lo contrario, estaremos escondiendo nuestras propias carencias, destacando y exagerando los defectos de nuestro personal”. Asimismo, es conveniente poseer una aptitud abierta y humilde.

En todo ámbito encontramos situaciones que demandan madurez e inteligencia (entendida como la capacidad para resolver problemas). La dinámica social actual, caracterizada por su alto índice de estrés, exige conocer las implicancias de la “crítica constructiva” para encarar infortunios y entredichos en el largo caminar de la vida. Para concluir, considere las oportunas palabras del escritor español Fernando Sánchez Dragó: “La mejor crítica es la que no responde a la voluntad de ofensa, sino a la libertad de juicio”.

sábado, 16 de junio de 2012

¿Qué es el Marketing Personal?


Es frecuente creer que el concepto de marketing es, únicamente, aplicable a productos y servicios. Sin embargo, es factible interiorizar sus favorables implicancias en los individuos para lograr una excelente colocación laboral y obtener nuevas metas profesionales.

De allí, la necesidad de comprender su uso en el plano personal y, por lo tanto, administrar determinadas estrategias –propias del quehacer empresarial- en la proyección profesional. Todos tenemos una “marca” (el nombre y apellido), un “empaque” (la vestimenta) y un “slogan” (una frase sencilla utilizada para resaltar nuestras fortalezas). Hay que emplear la receta correcta para lograr explícitos objetivos.

El Marketing Personal ofrece un conjunto de técnicas para mejorar la imagen con el fin de agradar y conseguir empleo. Es un sistema integrado de actividades orientadas a conocer ofertas de trabajo. Ello pasa por el análisis propio, el posicionamiento, la asignación de sueldo a negociar, promoción, currículum, carta de presentación, entrevistas, tarjetas personales, red de contactos y cómo llegar al mercado para conquistar sus fines.

Un primer paso consiste en saber si tiene las condiciones para enfrentar el espacio que desea abordar. Por lo tanto, se sugiere hacer un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) –sereno, acucioso y pormenorizado- a fin de contar con un diagnóstico intrínseco. Es conveniente identificar las limitaciones, miedos e inseguridades y meditar cómo éstas pueden significar barreras para crecer.

Toda persona idónea debe conocer sus puntos fuertes y endebles. Este estudio es recomendable con el afán de percatarse -con mayor rigurosidad- en donde puede ubicarse y facilita advertir sus posibles reacciones en momentos de crisis. En concordancia con el grado de discernimiento íntimo, será el nivel de seguridad para confrontar el devenir laboral.

Sinnúmero de sujetos adolecen de la mínima percepción de su ser interno. Explorarse es un requisito prioritario para afianzar la empatía, la autoestima, el temperamento, las habilidades sociales, la inteligencia emocional e interpersonal, entre otros aspectos de incalculable implicancia en los variados escenarios donde se desenvuelve. Un experto no solo exhibe actualizados conocimientos, también interactúa con otros semejantes –en su quehacer diario- y, en consecuencia, requiere de tácticas para afrontar con éxito la compleja relación humana. Más aún en un medio lleno de tensiones, desencuentros y adversidades.

No existe la persona perfecta, pero sí la imagen y talante inigualable (entendamos que una buena imagen no implica belleza o perfección física). Recomiendo invertir en uno mismo, estudiar sus flaquezas (desde lo positivo) y potenciar sus fortalezas. Se debe tener tiempo para examinar su área de competencia y ver una oportunidad en todo.

Amigo lector, le aconsejo realizar el siguiente ejercicio: Párese unos segundos frente al espejo, mírese, quiérase, reconózcase y acéptese; acompañe su sapiencia o experiencia, con humildad y crecimiento individual. Recuerde, aceptarse es el primer paso para saber hacia donde quiere llegar.

Dentro de este contexto, hay que incorporar algunos atributos como la capacidad de escucha y trabajo en equipo, adaptabilidad, persistencia en la solución de problemas, flexibilidad para ajustarse a los cambios, mentalidad abierta y positiva, confianza en sus virtudes, perseverancia, autocontrol y disposición para el aprendizaje.

Es pertinente observar su apariencia, modales, vestimenta, higiene, forma de comunicarse, trato cotidiano, noción de las pautas de etiqueta social, cultura general, actitud individual, lenguaje gestual y posturas, desenvolvimiento y tono de voz. En ese sentido, reitero lo comentado en mi artículo “La importancia de la imagen personal”: “…Muchas veces -lo afirmo por mi experiencia docente- el estudiante y egresado tiene una explicable expectativa por adquirir conocimientos para acceder a mejores colocaciones de empleo, descuidando o desconociendo la valoración de su ‘imagen’ en una entrevista laboral. Recomiendo preocuparse por comprender la trascendencia de la ‘foto’ que tendrán de usted -a partir de su forma de actuar- en un mercado de trabajo exigente acerca de su habilidad social, desenvolvimiento, manejo de competencias, capacidad empática y eficiencia en las comunicaciones…”

Recuerde, las instituciones convocan a colaboradores con estabilidad en su vida personal, que agreguen valor a la organización, con adaptación a las transformaciones de la empresa, hábiles en comunicación, con liderazgo efectivo y amplitud de adiestramiento, proactivas y poseedoras de sólidos valores de honestidad, lealtad e integridad. ¿Usted cuenta con estos componentes?

El Marketing Personal es una herramienta imprescindible para impulsar las cualidades humanas al máximo, potenciándolas con la finalidad de alcanzar un rendimiento laboral óptimo. Son destrezas para aprender a promover nuestras habilidades con la intención de entrar en un mundo cada vez más competitivo. Por esta razón, tenga en cuenta las palabras de la lúcida escritora inglesa Doris Lessing: “El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia”.

domingo, 20 de mayo de 2012

¿Cómo acceder al mercado laboral?

La búsqueda de un nuevo empleo es una tarea que puede demandar más tiempo del imaginado y, además, es una etapa llena de comprensibles incertidumbres y desafíos. Para enfrentar este proceso de cambio se recomienda considerar algunas pautas y sugerencias destinadas a facilitar una mejor colocación.

El mundo empresarial no está solamente regido por individuos con grandes conocimientos. Es un ámbito donde se requiere ampliar tecnologías, habilidades y cualidades personales. Este aspecto es central para desplegar y dar a conocer experiencias y pericias acumuladas que enriquecerán las opciones para acceder a un trabajo.

Es importante contemplar asuntos referidos a los visibles y frecuentes “desencuentros” existente entre el desarrollo e idoneidad del individuo y la imagen proyectada. Factor perjudicial para las probabilidades de reinserción en empresas en las que estos elementos son también evaluados. Por ejemplo, si una institución debe escoger entre dos candidatos con iguales saberes técnicos, pero uno de ellos tiene agradables cortesías, manejo adecuado de las formas, pulcra apariencia y usa con corrección los cubiertos en una mesa, probablemente elija al conocedor de tan básicas normas de etiqueta social.

En tal sentido, reafirmo lo expresado en mi artículo “Tips para una entrevista laboral”: “…Es habitual conocer a expertos que, desde el punto de vista de sus discernimientos, son talentosos. No obstante, existen factores negativos en su actuación que pueden constituirse en una severa traba para acceder al mercado profesional. Es conveniente desarrollar el autocontrol, elevar la autoestima, demostrar seguridad, poseer un perfil positivo, emplear afables modales, desenvolverse con facilidad y empatía, evidenciar nivel cultural, adecuada dicción en su comunicación y cordialidad durante la conversación. No olvide esta expresión: ‘No existe una segunda oportunidad, para causar una primera buena impresión’”.

Un componente importante es la permanente capacitación. El mercado laboral está sumergido en rápidas transformaciones que obligan a un constante entrenamiento y actualización. No recomiendo estudiar cantidad de cursos, seminarios, talleres, etc. sino buscar aquellos enlazados con su formación como especializaciones, diplomados, maestrías y afines. Escoja centros de enseñanza prestigiosos y con acreditada calidad educativa.

Otro paso son sus relaciones directas o mediante redes sociales. Las conexiones constituyen un activo que en cierto momento puede requerir. De allí la conveniencia de llevar acogedoras vinculaciones con familiares, amigos, ex compañeros de estudios, proveedores, entre otros públicos. Cada contacto aliméntelo con mensajes, informaciones, saludos en ocasiones especiales, etc. a fin de tener una presencia eficaz en las personas que pueden ayudar con su recomendación. Responda sus emails y llamadas telefónicas, concurra a actividades sociales, frecuente grupos de interés y haga más consistente su círculo de enlaces.

Preocúpese por forjar una sólida reputación que inspire confianza, credibilidad y respeto. No sirve de mucho contar con amplias vinculaciones si la honra es desfavorable. Es pertinente poseer una trayectoria de vida impecable y decente en cualquier ámbito. Un experto capaz, entrenado y admirado en el contexto laboral, que ha sido demandado por agresión o abandono de hogar, puede verse afectado en sus afanes de lograr una trascendente colocación. Su conducta refleja sus valores y principios y, por lo tanto, muestra su probable actuación en el escenario empresarial.

Confeccione un currículum con óptima redacción, diagramación y pulcritud. Asegúrese de no tener errores y elabórelo atractivo dentro de un marco de sobriedad. No es panfleto publicitario, como sucede en ciertos casos, sino un imprescindible instrumento de marketing personal. Prescinda de poner información innecesaria, redundante, tampoco lo que no pueda sustentar con documentos. Acuérdese que éste le consigue la cita de trabajo y en este instante usted deberá evidenciar sus mejores recursos.

Fíjese –con bastante detenimiento- en sus facultades y destrezas que podrían causar una excelente impresión. Presente con creatividad ese “valor agregado” suyo y que no siempre es exhibido con realce y nitidez. En la entrevista hable de sus talentos, muestre fluidez, serenidad, locuacidad y convencimiento. Esté persuadido de su valoración y transmítala. Deseche asumir actitudes sumisas, tímidas o temerosas. Evite -como lo dicho en anteriores notas- “idealizar” al entrevistador, no le tenga miedo, es un mortal como usted con virtudes y defectos. Nada más!

La motivación es bienvenida y servirá para alcanzar sus objetivos. Renueve sus ilusiones, esperanzas y expectativas. Recuerde su valía y el aporte que puede brindar y, en consecuencia, supere apatías y adversidades. Muestre felicidad emocional, ganas de progresar y forjar distintos horizontes de realización. En todo tiempo, circunstancia y lugar tenga presentes las sabias palabras del renombrado filósofo, poeta y escritor norteamericano Ralph Waldo Emerson: “La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito”.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Trascendencia de la capacitación en la empresa

La capacitación es una herramienta substancial para el crecimiento profesional en un mundo competitivo y exigente. Permite acceder a mejores ubicaciones en la empresa, incrementar conocimientos, aplicar nuevas destrezas en la producción laboral, entre otras virtudes. Es un proceso de desenvolvimiento de las aptitudes que perfecciona el desempeño del trabajador y la idoneidad de la organización.

Es importante que las compañías incorporen mecanismos destinados a fomentar un eficiente sistema de capacitación para fortalecer las capacidades de sus colaboradores y, en consecuencia, volcar lo adquirido en sus ocupaciones. Debe entenderse como una expresión de la cultura corporativa que lleva a la progresión continua del público interno y contribuye a fomentar óptimas formas de trabajo.

Dentro de este contexto, es preciso que la capacitación sea debidamente evaluada y analizada por el área de Recursos Humanos, que determinará las ausencias individuales y colectivas a fin de implementar programas en función de indicadores, presupuestos, metas y objetivos. No debe entenderse como la realización de conferencias, charlar o talleres sin atender necesidades y fines de la institución. Todavía existen empresas en donde se diseñada sin la más mínima planificación y, por lo tanto, carece del estudio que indique los requerimientos.

La capacitación proporciona recursos humanos calificados en habilidades y actitudes para un alto desempeño; incentiva el sentido de responsabilidad; logra el perfeccionamiento de ejecutivos y empleados en sus puestos actuales y futuros; mantiene al personal actualizado ante los cambios tecnológicos otorgando información y, por último, logra variaciones positivas en su comportamiento con la finalidad de mejorar las relaciones interpersonales.

Además, exige un sistema que debe ponerse en funcionamiento. Este empieza por diagnosticar las carencias internas. En esta etapa es indispensable el análisis de rendimiento e informes de cada área. Los desempeños insatisfactorios, habitualmente, están reflejados en visibles deficiencias o vacíos en las funciones de un puesto en la corporación.

Un segundo paso es la confección del plan anual de capacitación, que demanda de la información remitida por todas las esferas. Se recomienda proceder de manera planeada a fin de recoger la investigación sustentatoria de la toma de decisión. Es pertinente efectuar encuestas, entrevistas a los jefes, cuestionarios, evaluaciones de rendimiento, estudio del clima organizacional y reuniones de discusión, para contar con fundamentos precisos.

Su proyección considerará el tipo de metodología, horas asignadas de duración, temas elegidos, expositores, facilitadores, materiales impresos, evaluación, costos, etc. Un factor a tomar en cuenta es el horario en que se hará. No siempre es conveniente que sea llevada acabo luego de la culminación de las tareas diarias, ni en épocas en donde el participante enfrenta presiones como cierre de temporada de ventas, presentación de balances, informes anuales, vísperas de celebraciones de fin de año y otras que perjudiquen su interés y asistencia en el adiestramiento.

Se sugiere proceder ha desplegar las actividades de entrenamiento (en función de los requerimientos identificados) y su permanente evaluación destinada a conocer su beneficio y aplicación. La etapa de evaluación no debe subestimarse, es una de las más esenciales para conocer el valor cualitativo de lo aprendido y su utilización. Para ello, se miden los conocimientos adquiridos, el aumento de las destrezas y se averigua el cumplimiento de objetivos.

También, debemos contemplar la capacitación no solamente en ámbitos de interés operativo, como en muchos casos sucede. Es primordial estructurar programas que favorezcan la motivación, integración, socialización y cohesión interna. Es conveniente preocuparse por enseñar temas influyentes en el progreso individual y, consecuentemente, en el afianzamiento profesional como autoestima, atención al público, relaciones humanas, imagen profesional, etiqueta social, inteligencia emocional, etc.

Es un factor de invalorable ayuda en la consolidación del trato entre el colaborador y la empresa, fortalece su sentimiento de identificación, estimula nuevas realizaciones y beneficia a la compañía. Es un elemento que, sumado a estímulos, premiaciones e incentivos, servirá para forjar una buena convivencia organizacional. Es la mejor inversión en una corporación sería, moderna y con visión de futuro.

lunes, 26 de marzo de 2012

El autocontrol emocional en la etiqueta social

Los sucesivos “lapsus” del presidente del Congreso de la República propician analizar el autocontrol personal y su relación con las elementales normas de etiqueta social. Aristóteles, el filosofo y científico de la antigua Grecia, aseveró en su obra “Ética a Nicómano”: “Cualquiera puede ponerse furioso, eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta, eso no es fácil”.

Las practicas de Daniel Abugattas, tan satanizado en las últimas semanas, reflejan sin ambigüedades la conducta de más de un empresario, artista e incluso padre de familia. La única diferencia se encuentra en que la deplorable actitud del titular del Poder Legislativo trasciende y, además, es percibida en tiempo real por la ciudadanía. Aunque la presión de la vida diaria, la falta de óptimos componentes emocionales, un deficiente adiestramiento individual, entre otros factores, influyen en este “estilo” agresivo que, con mayor frecuencia, vemos a nuestro alrededor y en todos los campos de la actividad humana.

Los líderes de opinión constituyen referentes para la sociedad y deben de esmerarse por exhibir una actuación ejemplarizadora con la finalidad de influir y moldear, de manera positiva, el obrar de su colectividad. Por esta razón, a los comunicadores, maestros, políticos, etc. les corresponde percatarse de las implicancias de sus gestos y proyectar un perfíl positivo concordante con su nivel de ascendencia.

En este contexto, reitero lo contenido en mi artículo “La tolerancia en la etiqueta”: “…Siempre he considerado, a la luz de mi experiencia vivencial, que las circunstancias tensas, discrepantes y de confrontación nos facilitan conocer -en su real dimensión- la capacidad de autocontrol, paciencia y formación de las personas más allá de apariencias. El ejercicio de la etiqueta social, tal como lo hemos indicado en anteriores artículos, está acompañado de la empatía, la autoestima y, por cierto, de mecanismos internos de consideración que fluyan de manera inequívoca y natural en todo tiempo, circunstancia y lugar”.

Hablemos del autocontrol. Es un concepto referido al dominio de los propios impulsos y reacciones y, por cierto, supone la aplicación de técnicas de relajación. Conlleva la capacidad consciente de regular las presiones -de forma voluntaria- para alcanzar un alto equilibrio individual, manejar las emociones y moderar el proceder. Es una herramienta que permite, en momentos de crisis, distinguir entre lo más importante (aquello que perdurará) y lo que no es tan relevante (lo pasajero).

Los especialistas recomiendan no forzar el cuerpo ni la mente. Cuando un sujeto está sereno y descansado se encuentra en mejores condiciones para enfrentar las dificultades. Por otra parte, se necesita del diálogo tranquilo a fin de evitar que la confrontación derive en situaciones de violencia emocional o física.

El autocontrol y la urbanidad aseguran una convivencia saludable entre los individuos. Las situaciones álgidas representan una oportunidad para evaluar nuestra resistencia y sensibilidad. Este aspecto debe analizarse, con especial detenimiento, cuando el quehacer laboral somete a la persona a escenarios de conflicto y, por lo tanto, su respuesta afecta el trato con sus compañeros de trabajo y público externo.

Conozco profesionales que al alterarse y perder la compostura se refugian diciendo “yo soy así”, “así hablo cuando me sale el indio”, “eso hace ponerme de esta manera”, etc. Existen mil excusas para intentar justificar la ausencia de autocontrol y, consecuentemente, de educación en un instante de adversidad. Al tener estos dos pilares sólidamente interiorizados (autocontrol y urbanidad), no hay “pretexto” para asumir posiciones hostiles y perder la estabilidad interior. Claro que existen excepciones, pues somos seres humanos.

Tengo un recuerdo ilustrativo para contar. Hace algunos años acudí a un restaurant en Miraflores en compañía de una enamorada. Cada vez que salíamos se esforzaba en encontrar deficiencias en la atención recibida y empleaba su disconformidad para pelear con el mozo. Finalmente, fuimos a un establecimiento en el que me encantó el modo afable con que resolvieron sus diversas “observaciones”. Ella esperó una confrontación que, para mi tranquilidad, no sucedió. La ilusión de compartir un momento placentero se perturbó “gracias” al protagonismo de quien -al igual que muchos- cree que reclamar significa agredir, agraviar y obviar la prudencia.

La cortesía y buenas formas permiten habitar en armonía. Sin darse cuenta, puede arruinar la agradable imagen edificada –con bastante empeño- por una acción equivocada que muestra su deficiente inteligencia emocional e incapacidad para encausar sus vicisitudes. Los apremios cotidianos obligan ha desarrollar sistemas intrínsecos con el afán de no desdibujar la favorable percepción que el entorno tiene de usted y respetar a sus semejantes. Por último, quiero evocar las palabras del prestigioso escritor español Noel Clarasó: “Tratar de mejorarse a sí mismo es empresa que suele dar mejor resultado que tratar de mejorar a los demás”.

domingo, 18 de marzo de 2012

Wilfredo Pérez Ruiz o un promotor de la Etiqueta Social en el Perú - Entrevista publicada el 16 de marzo de 2012 en la red social Generacción.com

Las formas adecuadas para relacionarse, el protocolo, la llamada etiqueta social, es el tema que preocupa al docente Wilfredo Pérez Ruiz. “Hay un deterioro de la relación humana en nuestra sociedad que es consecuencia del déficit de buena educación”, dice para Generaccion.com este comunicador y especialista en este campo. He aquí sus apreciaciones:

Francisco Huanacune: En sus múltiples artículos usted menciona la importancia de la etiqueta para toda sociedad. ¿Hasta qué punto esta es importante?
Wilfredo Pérez Ruiz: La etiqueta social es un marco trascendente de normas que nos permiten a todos relacionarse y convivir en mejor relación con nuestros prójimos. De ahí su importancia para viabilizar la vida en sociedad.

FH: La vida en civilización…
Wilfredo Pérez Ruiz:
Sí, efectivamente, este conjunto de pautas tiene un valor muy grande para aprender a respetar al semejante y saber coexistir en armonía en todos los ámbitos de nuestra colectividad.

FH: Más de uno piensa a propósito de la etiqueta social refiriéndose al Manual de Carreño y dice que esta es un conjunto de normas rígidas. ¿Se ajusta esta a la verdad?
Wilfredo Pérez Ruiz:
El libro de Carreño viene a ser en nuestros días un documento referencial, ya superado en la actualidad. Por lo demás debo enfatizar que la etiqueta social no es un conjunto rígido de normas, sino más bien un amplio abanico de principios y recomendaciones perfectamente adaptables a nuestra realidad.

FH: En todo ámbito de la vida en sociedad…
Wilfredo Pérez Ruiz: Claro, en primer lugar, la etiqueta no distingue edad, estatus, jerarquía o procedencia, por citar algunas consideraciones. Y en segundo lugar, esta debe promoverse desde el hogar y las entidades educativas a fin de formar personas con alto sentido de consideración y respeto mutuo.

FH: Todo un proyecto de sociedad implícito que emergería desde los hogares. ¿Eso es lo que usted propone?
Wilfredo Pérez Ruiz: Por supuesto, los padres deben entender que su comportamiento es un referente en la vida de sus hijos y que su familia puede serlo también a nivel social. Permítame precisar en consecuencia que el proyecto no es implícito, muy por el contrario está claramente explicitado.

FH: ¿Cuál es la clave para lograr esto?
Wilfredo Pérez Ruiz:
La autoestima personal y colectiva tiene una influencia determinante en la aplicación de la etiqueta social, de ahí la necesidad de fortalecer y elevar los niveles de autoestima en nuestro medio para querernos, valorarnos, comprendernos y aceptarnos como verdaderos semejantes. Este punto es central para salir de la trampa del tercermundismo intelectual, moral y cultural que lacera y deprime a nuestra sociedad.

FH: ¿La falta de etiqueta es un problema transversal a toda la sociedad?
Wilfredo Pérez Ruiz: Sí, es un problema que no distingue estatus social alguno. Se lo explico con unos ejemplos, asisto a reuniones sociales donde observo sorprendido como el celular es colocado en la mesa como se hace con un cubierto; o como las personas no responden una llamada telefónica o un correo electrónico. O cuando veo que las personas no agradecen una invitación, un obsequio, llegan tarde a una reunión, saludan con desdén, asumiendo que la etiqueta solo concierne a las damas de sociedad y que, por decir algo, consiste en usar correctamente los cubiertos en una mesa. No es así, es una cultura de vida de lo que hablo.

FH: No será que la falta de etiqueta es también consecuencia del hecho de que formamos parte de una sociedad machista...
Wilfredo Pérez Ruiz:
Sí, este es un factor altamente influyente, pues la igualdad de género y la ascendencia de la mujer en la sociedad no implica que el varón pierda la caballerosidad que siempre debiera distinguirlo. Esa falta de caballerosidad también se nutre desgraciadamente en el hogar.

FH: En sus artículos usted critica abiertamente a los políticos y a los principales actores sociales. ¿Por qué lanza sus críticas en primera persona?
Wilfredo Pérez Ruiz:
Porque los políticos, además de representar a la ciudadanía, ejercen un liderazgo social que debiera contribuir a encauzar positivamente la conducta de los integrantes de nuestra sociedad, convirtiéndose así en verdaderos y genuinos referentes. En tal sentido, comportamientos, poses y declaraciones de los ex presidentes Alan García y Alejandro Toledo se desdicen de sus cualidades intelectuales. Es lamentable, señalando otro caso, que el actual presidente crea que para acercarse al pueblo hay que asumir posturas y expresiones contrarias al estatus referencial de un mandatario.

FH: ¿Se refiere al lenguaje presidencial o a qué otro aspecto de su conducta?
Wilfredo Pérez Ruiz:
Sí, permítame abundar con unos ejemplos. Decir, “no chupen mucho” en la plaza de armas de la ciudad de Abancay en la víspera de Año Nuevo es absolutamente inadecuado. Lo mismo podríamos decir con el presidente del Congreso de la República, quien además de sus precarias formas y educación evidencia falta de autocontrol emocional y empatía.

FH: Un déficit flagrante de etiqueta social a nivel de nuestras elites...
Wilfredo Pérez Ruiz:
No necesariamente, pues el comportamiento del señor Daniel Abugattas, tan satanizado en los últimos tiempos, refleja sin ambigüedades la conducta de más de un empresario, artista, líder de opinión e incluso padres de familia. La única diferencia se encuentra en el hecho que el deplorable proceder del titular del Poder Legislativo trasciende y es percibida en tiempo real por la opinión pública.

FH: Un problema mayúsculo cuya solución se inscribe en el largo plazo...
Wilfredo Pérez Ruiz: Sí, pero permítame afirmar que en este caso los problemas deben convertirse en oportunidades. Es decir, mayor debe ser la preocupación por situar como prioridad esta temática entendida como un puente de convivencia y coexistencia social.

FH: Una última reflexión
Wilfredo Pérez Ruiz: Nos corresponde, al igual que hace el agricultor, echar semillas, a sabiendas que no todas florecerán. Pero nuestro buen comportamiento servirá de referente para quienes nos rodean y de esta manera lograremos insertar el tema en la vida de los miembros de nuestra sociedad.

martes, 13 de marzo de 2012

La Responsabilidad Social en el Perú

La compleja relación entre comunidad y empresa, expresado en los conflictos sociales existentes en el país, hacen pertinente discutir los objetivos y alcances de la Responsabilidad Social (RS), entendida como un instrumento que vincula a la organización con sus trabajadores, sus familias y su contexto, a fin de contribuir con su prosperidad. Es una perspectiva que, al margen de satisfacer al consumidor, se preocupa por la colectividad.

Con frecuencia se distorsiona el trato de la compañía con su entorno. Es oportuno esclarecer ciertos conceptos para entender la dimensión de la RS como una cultura destinada ha instituir una buena conexión interna y externa. Baltazar Caravedo Molinari en su obra “Lo social y la empresa a fines del siglo”, sustenta que el vínculo de una organización con su medio se divide en tres categorías: El paternalista o filantrópica, un tipo de trato que efectúa donaciones a asociaciones con el objeto de realizar obras de caridad y asistencia; el inversionista social, que posee una visión de mediano plazo e invierte con predominio en proyectos que generan beneficios para la empresa y la comunidad; el socialmente responsable, se caracteriza por su enfoque de largo alcance del lugar y la comparte con otros actores locales. Destina recursos a proyectos sostenibles e invierte en sus trabajadores para mejorar su rendimiento, identidad y prestigio.

Dentro de este contexto, es interesante la aseveración de Georgina Nuñez R. expuesta en su ensayo “La responsabilidad social corporativa en un marco de desarrollo sostenible”: “La responsabilidad social corporativa ha pasado de ser una actividad estrictamente filantrópica a un elemento central de la estrategia de las empresas tendientes a la construcción de una nueva cultura corporativa. En América Latina, la llegada de multinacionales y la inserción a la economía internacional de los grupos económicos regionales han acelerado el proceso”.

Una compañía más allá de lograr resultados económicos positivos y, por lo tanto, aumentar su rentabilidad, debe ser viable por su aporte al desarrollo sostenible de la zona donde se asienta. La RS es una herramienta estratégica de gestión destinada a forjar canales de comunicación con distintos grupos de interés y construir un “puente” armónico de convivencia.

Fernando Hilbck, director ejecutivo de la Fundación Backus afirma: “…Una empresa socialmente responsable, que se preocupa por los demás, evidentemente se preocupa por sus trabajadores. Esto es demostrable a través de las mediciones del clima organizacional. En nuestro caso, en estas encuestas resalta el orgullo que sienten nuestros trabajadores de pertenecer a una gran empresa que se preocupa los por demás. Un ejemplo lo constituye el Programa de Voluntariado Backus, a través del cual los trabajadores realizan labores totalmente desinteresadas, disponiendo de su tiempo libre en beneficio de la comunidad”.

Las entidades con programas de RS hacen inversiones para elevar la productividad de sus integrantes y aseguran su integridad física, emocional e intelectual; adquieren nuevos equipos, los renuevan y utilizan sistemas de seguridad; crean mecanismos para recoger sugerencias de sus colaboradores; optimizan su impacto en la comunidad y en el ambiente; identifican las carencias de su colectividad y buscan satisfacerlas; efectúan cambios para suavizar situaciones de crisis y ofrecen orientaciones al trabajador a fin de encontrar oportunidades de empleo e invierten en las familias de su personal, capacitándolas o brindando atención a sus necesidades.

En el Perú y en las naciones de tercer mundo la RS se orienta, especialmente, a solucionar requerimientos básicos (salud, educación, infraestructura y afines). Las inversiones en programas de RS -en sectores de extrema pobreza- llenan un vacío y sustituye el rol del estado peruano que, como sabemos, está obligado a atender estas reclamaciones. Aunque no siempre éste tiene capacidad para afrontar –de forma efectiva- las demandas ciudadanas, a través de los gobiernos regionales o locales. Al “reemplazar” la compañía al estado, asume un liderazgo social.

En tal sentido, existen empresas extractivas -cuestionadas por sus impactos ambientales negativos a la localidad- con millonarios presupuestos en RS, utilizados para intentar amortiguar los efectos perturbadores de sus actividades y, de esta manera, neutralizar la protesta general. Pues, han convertido esta filosofía en un medio de dependencia mediante la atención de sus exigencias. Un caso emblemático es la corporación minero metalúrgica Doe Run Perú (La Oroya). Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 99 por ciento de los niños de La Oroya tienen niveles de plomo en la sangre que exceden más de tres veces los límites permisibles en los estándares internacionales, afectando su salud y esperanza de vida. Por su fuera poco, según la revista Time, La Oroya es uno de los diez sitios más contaminados del planeta.

Es conveniente que, previa a la confección de los planes de RS, se haga un minucioso análisis de la realidad cultural y económica del sitio y, además, se consulte a sus más representativos interlocutores e instituciones. Habitualmente, las autoridades eclesiásticas son los referentes a tomar en cuenta y su aval será determinante al momento de disminuir posibles desconfianzas de los residentes.

La coordinación y contribución mutua es invalorable en el éxito de la RS. Por ejemplo, en la edificación de un colegio, se asumirá la aportación del pueblo –a través de la mano de obra de sus habitantes- y, por su parte, la corporación ofrecerá el diseño, los medios económicos y el equipamiento. La cooperación de los beneficiados hará realidad una obra que perdurará por encima de la permanencia de la empresa en la zona. Ese es el contraste con el asistencialismo que crea vínculos de dependencia, no favorece el desarrollo y tiene al lugareño “cruzado de brazos” observando como resuelve sus reivindicaciones el capital foráneo.

La RS exhibe una nueva ética corporativa. Un concepto integrado a la visión de las compañías más acreditadas del mundo que entienden como la generación de dividendos financieros está acompañado de la voluntad de respetar a los moradores e incrementar su reputación entre sus distintos públicos a los que se dirige y en diversos niveles con los que se articula.

Permite humanizar el rol de la organización en la sociedad e integrarla en un escenario en donde se desenvuelve haciendo suyos los anhelos de sus habitantes. La RS permite proyectar sus valores fuera del entorno directo de los clientes e integra aspiraciones colectivas.

domingo, 4 de marzo de 2012

El Día Internacional de la Mujer

El 8 de marzo se celebra el “Día Internacional de la Mujer” -por acuerdo de la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (1977)- con la finalidad de recordar los esfuerzos de quienes bregaron para alcanzar la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.

Los antecedentes de esta efeméride tienen sus orígenes en diversos sucesos. Uno de ellos es cuando un grupo de costureras de Nueva York que, apoyadas por su sindicato, ocuparon la fábrica textil donde laboraban para exigir paridad de salarios y una jornada de trabajo de diez horas (1857). Este movimiento terminó con un incendio y la muerte de 146 obreras.

Tiempo más tarde esta conmemoración es propuesta por la alemana Clara Zetkin (1910) -integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección- en el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas efectuado en Copenhague (Dinamarca). Había participado en pro de la mujer en 1886 y asistió al Congreso de la Segunda Internacional Socialista en París, asumiendo el derecho de las damas al trabajo y a la intervención en asuntos nacionales e internacionales. También, exigía la protección de madres y niñas.

El 8 de marzo de 1917, en Rusia -como consecuencia de la escasez de alimentos- las mujeres se amotinaron y marcaron el comienzo de la revolución bolchevique que derivó en la caída del zar Nicolás II y en el establecimiento de un gobierno provisional que, por primera vez, concedió a la adulta la potestad de votar. Por la relevancia de este suceso se situó esa fecha -en el calendario gregoriano- como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Han pasado las décadas y con satisfacción observamos sus conquistas y, especialmente, su exitosa inserción en los distintos quehaceres de la actividad humana. Su progreso abre un campo de nuevas realizaciones y competencias no solo en el mundo profesional. Como dijera la ex primera ministra británica Margaret Thatcher: “En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él”.

A lo largo de la historia existen damas de meritoria fama artística, pedagógica, política y social merecedoras de nuestra evocación en esta circunstancia. Una lección de existencia que constituyen referentes de emprendimiento y superación en un medio aún hostil y adverso. A continuación un recuento del legado de varias de ellas a las que rindo homenaje.

La controvertida María Kodama, pareja del genial escritor Jorge Luis Borges, su confidente, secretaria y, finalmente, su consorte. Colaboró en la elaboración de sus libros “Breve antología anglosajona” y “Atlas”, testimonios de los viajes de ambos alrededor del mundo; Indira Ghandi, estadista, estratega política, activa luchadora por la independencia de la India -dirigida por Mahatma Gandhi- y primera ministra; Manuela Sáenz -conocida como la “Libertadora del Libertador”- la socia sentimental de Simón Bolívar que lo salvó de la muerte, permaneció a su lado en la gesta de Junín y en su deceso en Santa Marta. Ricardo Palma la trató y recogió sus vivencias para las “Tradiciones peruanas”.

Guardo respeto por la viuda del periodista nicaragüense y líder de la Unión Democrática de Liberación, Pedro Joaquín Chamorro, asesinado cuando -desde el diario La Prensa de Managua- combatía la tiranía de Anastasio Somoza. Su esposa Violeta Barrios, de temple ejemplar y firme, integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional al triunfar la revolución del Frente Sandinista de Liberación Nacional (1979). Resultó electa presidenta de Nicaragua en 1990.

En el siglo XIX el Perú tuvo dos rebeldes autodidactas, pioneras del periodismo, las letras e infatigables críticas de los absolutismos conservadores: Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera. La escritora María Emma Mannarelli refiere: “…Cada una enfrentó a los poderes serviles y tutelares; la servidumbre y el caudillismo militar. Ambas mujeres terminaron sus vidas de una manera que habla mucho de lo que estaba ocurriéndoles: Matto en el exilio y Cabello en el manicomio”.

Matto de Turner condujo la gaceta “La Bolsa” de Arequipa (es la primera mujer en dirigir un periódico en Sudamérica), era propietaria de la imprenta “La Equitativa” y autora de la afamada novela “Aves sin nido” (1889). Un verdadero éxito editorial en el que formula un análisis de la educación y el indio. Por su parte, Cabello en su libro “Blanca sol” (1889) cuestiona los matrimonios por conveniencia y rompe las claves del ejercicio del poder en el país. Mannarelli afirma: “…Era particularmente importante ver quién se casaba con quién”. El columnista Ismael Pinto en su publicación “Sin perdón y sin olvido”, señala: “…Cuestiona (Cabello) la educación de la época. En su artículo ‘Una industria para la mujer’, propone que esta podía estudiar medicina, fotografía, imprenta, entre otras cosas”.

Otros ámbitos han contado con la contribución de destacadas exponentes femeninas que dejaron huella. Juana Larco de Dammert, promotora de la campaña “gota de leche”, ahora conocida como vaso de leche. Inició –a principios del siglo XX- lo que, actualmente, se denominan guarderías infantiles y clubes de madres. Fue sensible, solidaria y valiente.

Magda Portal, poeta reconocida por la intelectualidad peruana. José Carlos Mariátegui calificó sus versos como una voz poética y renovadora. Fundadora del Partido Aprista Peruano, impetuosa, ilustrada y vanguardista en un período en donde su rol era marginal; Blanca Varela González, considerada una de las poetas más notables de esta zona del continente; Doris Gibson Parra del Riego (hija del dramaturgo Percy Gibson Moller), curtida editora, fundadora de la revista Caretas y defensora de la libertad de expresión. Su carácter aguerrido y temperamental -según refería mi padre cuando era funcionario de dicho semanario- le facilitó enfrentar la censura militar durante la década de 1970.

Una conciudadana excepcional era Violeta Correa Miller. Reportera, secretaria y esposa del presidente Fernando Belaunde Terry. Primera dama (1980-1985), discreta, sencilla y consecuente con sus convicciones democráticas; Rosa “Mocha” Graña Garland, polifacética, señora del arte y la cultura, a quien tuve el placer de conocer. Sus vivencias denotaban profundidad y pasión. Para algunos Mocha fue la última “tapada” de Lima; Isabel “Chabuca” Granda y Larco, cantautora y folclorista que ofreció una infinidad de valses criollos y autora de “La flor de la canela”.

Mi consideración por César Vallejo me inspira aludir a su viuda, la complicada e impredecible francesa Georgette Marie Philippart, quien compartió su visión del viejo continente, sus aventuras literarias y padecimientos. Siguiendo sus huellas, Georgina vino al Perú a pasar sus últimos años. Cultivó amistad con Raúl Porras Barrenechea, Arturo Salazar Bondy, Mario Vargas Llosa y Pablo Macera, entre otros. Falleció atrincherada en su incesante riña por hacer respetar el espíritu y obra del poeta de Santiago de Chuco.

Los peruanos tendremos siempre una deuda de gratitud con la matemática alemana María Reiche, célebre investigadora de las enigmáticas líneas de Nazca. Su perseverancia y entrega para examinar los dibujos de las pampas sureñas la hicieron ganarse la admiración nacional. Recibió tardíos honores y escaso apoyo en sus labores; las historiadoras contemporáneas Mariana Mould de Pease y María Rostworowski Diez Canseco, renombradas y acuciosas pensadoras. Sus enfoques sobre nuestro pasado nos ofrecen una interpretación profunda; la pintora Gabriela León Velarde, única compatriota que exhibe sus retratos en el Museo del Vaticano por haber ganado el concurso de la Santa Sede (1975) para ilustrar la portada del libro conmemorativo de la beatificación de Juan Masías.

Doña Margarita Biber Poillevard, cónyuge del sabio Javier Pulgar Vidal. Señora encantadora, lúcida, culta, doctora en Educación, minuciosa recopiladora y estudiosa de la invalorable misión científica de su esposo. Le tengo un inmenso cariño enriquecido por los buenos momentos coincididos con Javier. Platicar con Margarita es placentero y me recuerda mis encuentros con este inolvidable maestro y amigo.

Estas líneas finales están dedicadas a una dama especial: mi madre. Compañera inseparable que comprende, alienta y asiste el devenir de mi vida con una paciencia estoica que no alcanzaré agradecer. Su amor y enaltecedor estímulo otorgan renovadas ilusiones y brillos a mi existir. ¡Feliz Día Internacional de la Mujer!

martes, 28 de febrero de 2012

Nuevos aportes para una entrevista de trabajo

Acudir a una cita de trabajo genera visibles y comprensibles incertidumbres y, además, es una oportunidad interesante para someter a prueba la autoestima, empatía, temperamento, autocontrol y exhibir la eficiencia de la personalidad. No solo es una ocasión destinada a demostrar, como equívocamente se cree, el nivel de conocimientos, adiestramientos y destrezas.

En esta nota deseo tratar algunos pormenores sobre la entrevista profesional y compartir recomendaciones para familiarizarnos con esta practica cada vez más frecuente en un mercado definido por continuos cambios y reubicaciones. La dinámica actual obliga a conocer con amplitud los procesos de reclutamiento con el afán de enfrentar sus vicisitudes.

En mi artículo “Tips para una entrevista laboral” afirmé: “…Durante la reunión recuerde que su entrevistador puede ejercer cierto comportamiento distante y frío, no se sienta incómodo. Solo es una estrategia y usted debe recordar que, probablemente, con quien dialoga también ha pasado por igual situación en determinados momentos de su vida. En los primeros minutos trate de establecer una relación de humano a humano y no sobredimensione a su interlocutor”. Por este asunto quiero empezar. Recomiendo no temer o “idealizar” al individuo que lo interrogue. En estos encuentros muestre con énfasis su seguridad, fluidez y capacidad de interacción.

Es conveniente deducir lo que busca la corporación a fin de acudir a la cita con una noción de las posibles expectativas que se esperan de usted. El entrevistador desea averiguar asuntos tales como: Quién es la persona evaluada, predecir sus conductas y desempeño, qué puede hacer en la empresa, lograr que el postulante hable de “temas difíciles” y sí el candidato podrá repetir logros pasados. Recuerde, intentarán observar sus fortalezas y debilidades.

¿Cómo son las entrevistas de trabajo? Pueden ser de varios tipos dependiendo de diversos factores. Existen tres clases: Individual, panel y grupal. La primera, es un encuentro con una sola persona; la segunda, es una modalidad en la que múltiples conocedores conversan con el aspirante. Son ágiles, dinámicas y en ciertos momentos pueden poner tenso al interrogado por su rigurosidad. Pues, cada panelistas hará sucesivas preguntas inherentes a su interés y discernimiento. La grupal se emplea en convocatorias masivas para vendedores y afines.

Habitualmente, el encargado de la entrevista es un asesor, consultor o especialista contratado para esta finalidad. También, puede ser un integrante de la gerencia de Recursos Humanos o el gerente principal. Todo dependerá de la política, dimensión y organización de la entidad. Existen empresas que, por reducir costos, asumen –de manera empírica- estas funciones sin contar con los elementos y juicios necesarios.

Desde mi experiencia y parecer, las evaluaciones de los expertos en selección de personal son más exhaustivas. No siempre existen lineamientos objetivos en la valoración que realiza un gerente de administración -de un pequeño o mediano establecimiento- cuyo entrenamiento en la elección de personal es limitado. Por lo tanto, se corre el riesgo que su apreciación solo esté orientada a temas laborales, omitiendo la trascendencia de la exploración psicológica, emocional y social.

Un aspecto importante, preséntese adecuadamente. El 50 por ciento del primer impacto estará en la vestimenta que luce, el 30 por ciento en su lenguaje corporal y contacto visual y, finalmente, el 20 por ciento en su forma de comunicarse. Es imprescindible proyectar una imagen altamente favorable, propia de un profesional exitoso y emprendedor.

En tal sentido, tenga en cuenta la conocida expresión empleada en etiqueta: “No existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”. Aconsejo efectuar sus mejores esfuerzos a fin de generar una percepción positiva, afable y grata. Mantener la mirada es una señal de transparencia y credibilidad. El trato inicial es esencial para forjar una conexión empática. No se recomiendan comportamientos defensivos, distantes, poses de extrema formalidad o dar una impresión falsa o exagerada de usted.

Por lo general las entrevistas tienen un orden que, dependiendo del tiempo y disposición de quien la conduce, puede variar. Los minutos preliminares serán de exposición general e introducción. Usted debe percatarse cuando escuchar y en que instante preguntar. Obviar inútiles interrupciones hará entendible y ordenada –por ambas partes- la plática. No se precipite que, en una segunda etapa, se interesarán por su historia profesional y habrá tiempo para indagar acerca de sus estudios, entorno familiar, aspiraciones, pretensiones económicas y, por último, el cierre de la charla será cortés, aún cuando el puesto ofrecido no cubra sus expectativas.

Las modalidades de una entrevista varían de una compañía a otra. Rehúya confiarse y actualice su información, realice averiguaciones sobre la empresa a la que postula, examine su hoja de vida para deducir las cuestiones que ocasionarán determinadas interrogantes, entre otros asuntos. Tenga por seguro que su inteligencia interpersonal será determinante para un lucido encuentro de trabajo. Suerte!

martes, 7 de febrero de 2012

Protocolo y estilo del presidente Humala

El jefe de estado personifica a la nación, es el primer mandatario y sus actos públicos deben considerar las recomendaciones y pautas del protocolo del estado peruano. Al parecer, por algunos de las más visibles acciones de Ollanta Humala Tasso, el respeto por la solemnidad que distingue y enaltece a una autoridad está siendo omitida con notoria frecuencia.

El protocolo está lejos de ser un conjunto de disposiciones rígidas e inflexiones que distancian al gobernante del pueblo o lo hacen elitista. Es una disciplina destinada a estipular las formas bajo las que se realiza una actividad humana importante. Son patrones para desarrollar un evento específico y se diferencian de las normas jurídicas porque su mal uso no significa el incumplimiento de un deber formal y sancionable.

Quiero precisar, para mejor ilustración del tema, que el presidente de la república tiene la orientación y asesoría de la Dirección General de Protocolo y Ceremonial del Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores, encargada del ceremonial diplomático. En tal sentido, Humala Tasso posee los mecanismos para asegurar un impecable desenvolvimiento.

Desde mi punto de vista, el primer hecho errado del mandatario se produjo el 28 de julio de 2011, en el Congreso de la República, al comenzar su alocución diciendo: “…Quiero agradecer a mi familia, a mi madre Elena, a mi padre Isaac, muchas gracias por haberme formado. A mi esposa Nadine, a mis hijas aquí presente y a mi hijo Samín, que se encuentra allí descansando, que ojalá no lo hayamos despertado, sino se va a poner a llorar”.

Al día siguiente, un nuevo suceso –que no pasó desapercibido- confirmó lo que sería su estilo. Contraviniendo lo estipulado en los desfiles militares presididos por el jefe de estado, Nadine Heredia acompañó a su esposo en el estrado principal que, habitualmente, está reservado a autoridades nacionales y extranjeras. Por costumbre y, además, como la “primera dama” no ostenta cargo gubernamental -y solo tiene esa denominación simbólica- preside otra tribuna en compañía de las cónyuges de altos funcionarios.

Algo similar sucedió en la juramentación del gabinete ministerial encabezado por Óscar Valdés Dancuart. En la foto apareció Nadie Heredia al lado del primer ministro y con todo el gabinete en un gesto que, a mi parecer, evidencia excesivo protagonismo. Su presencia alteró la línea de precedencia instituida en la ordenación de los ministros de estado.

Volvamos al presidente Humala. En la fiesta multitudinaria celebrada, en la Plaza Mayor de Lima, la noche del 28 de julio el jefe de estado cerró sus breves palabras diciendo: ¡Viva el Perú carajo! No es un término apropiado como tampoco lo fue en Abancay, el 30 de diciembre de 2011, al concluir: “…“¡Qué viva Apurímac!, ¡Qué viva el Perú, carajo!”. Pucha, que me estoy olvidando de un montón de cosas. Un feliz año para todos ustedes, no chupen mucho, el trago es malo. Nada de mucho trago, poco nomás”.

Por otra parte, comparto lo indicado por Cesar Gutiérrez Peña, en su artículo “Humala, el chofer de combi”, sobre las recientes declaraciones del inquilino de la Plaza de Armas a la prensa internacional: “…Ollanta Humala ha utilizado un ejemplo poco feliz para describir el rol que le toca en la conducción del estado peruano, en entrevista concedida al conocido periodista ibérico, Juan Luis Cebrián, publicada en el diario madrileño El País. Se ha autodefinido como ‘un chofer de una combi de muchos pasajeros’. Más allá de las formas, sin exagerar en exigencias de circunspección, el comandante tenía que darse cuenta que se estaba dirigiendo a un medio de amplia cobertura mundial, oportunidad de llegar con un mensaje a la aldea global, por tanto los localismos son inoportunos”.

Del mismo modo, es palpable la ausencia de preparación de presidente Humala Tasso en sus presentaciones. Sería recomendable que se organice, redacte el esquema de sus discursos, reúna información a fin de enriquecer sus intervenciones y así sus mensajes tendrán un contenido fructífero. Su participación siempre es esperaba con expectativa y, en consecuencia, debe trascender. Sugiero grabar sus ponencias, incrementar su cultura general, evaluar su desenvolvimiento y evitar el uso continuo de muletillas que obstruyen la fluidez de sus disertaciones.

Los anteriores mandatarios no han sido invariablemente un ejemplo de respeto al protocolo. Alejandro Toledo Manrique exhibía vestimentas variopintas, poses exageradas, gestos poco sinceros al expresarse, recargada exposición de su esposa y, por su fuera poco, le otorgó en certámenes oficiales una ubicación que afirmaba su sociedad “político-conyugal”. La “cereza en el pastel” la ofreció en su visita a España (2004) al saludar a la reina Sofía con un efusivo beso en ambas mejillas en el Palacio Real de El Pardo. Acuñar el término “chorreo”, en un discurso en la sede del Poder Legislativo, no fue oportuno viniendo de quien ejercía tan elevada magistratura del país.

Siguiendo con este resumido análisis retrospectivo, Alan García Pérez también tuvo severas omisiones al protocolo. Dispuso duelo nacional, colocación de la bandera a media asta, honores del regimiento “Húsares de Junín”, la imposición póstuma de la Orden El Sol del Perú y un homenaje en Palacio de Gobierno por la muerte de su amigo el compositor Arturo “zambo” Cavero. Igualmente, el patio de honor de la Casa de Pizarro lo convirtió en un salsodromo cada vez que deseaba disfrutar un “baño de popularidad”.

De igual forma, tengamos presente el desaire al titular del Poder Judicial, Javier Villa Stein en el parada militar por el Día del Ejército en el Campo Marte, el 8 de diciembre de 2009, al ordenarse cambiar su ubicación en el estrado alterando lo establecido en el Cuadro General de Precedencias y Ceremonial del Estado Peruano.

Evoquemos el desatino suscitado en Palacio de Gobierno al recibir al príncipe Felipe de Bordón y su consorte Letizia (2010). En plena entonación del himno de España hicieron pasar a la princesa por detrás de la tribuna de los periodistas. Alan García la incomodó más al hacer notar que se le dejó de lado e invitarla a transitar por la alfombra roja.

El presidente de la república -como ex miembro del Ejército Peruano- conoce las disposiciones que describen a sus integrantes en el ámbito protocolar, más aún habiendo sido agregado militar en dos representaciones diplomáticas en el exterior. Existe, a todas luces, múltiples contradicciones entre su formación castrense y su actuar. Pero, todavía está a tiempo de corregir errores y proyectar un proceder sobrio, reservado y atinado. Un adecuado marco de inspiración podría ser la elegancia, prestancia y congruencia que caracterizó –en épocas no muy lejanas- a Fernando Belaunde Terry y Valentín Paniagua Corazao.

El comportamiento de un jefe de estado debe estar a la altura de su majestuosidad. Anhelo que Ollanta Humala prestigie –con la pertinencia de sus realizaciones- la función que desempeña por encargo popular y su entorno le ofrezca los elementos para adaptarse a este honroso sitial. Por último, recordemos lo dicho por el filósofo Aristóteles: “No es la forma de gobierno lo que constituye la felicidad de una nación, sino las virtudes de los jefes y de los magistrados”.

martes, 10 de enero de 2012

Reflexiones sobre inducción y clima laboral

Cuando somos incorporados a un puesto de trabajo pasamos por un momento substancial en nuestro desenvolvimiento profesional y requerimos de cierto tiempo con el propósito de conocer todos los pormenores de las labores, disposiciones y funciones para adecuarnos a la compañía.

Es comprensible que los primeros días sean de entrenamiento e introducción. Las empresas organizadas cuentan con procedimientos establecidos para hacer dinámica y ágil esta etapa destinada a asegurar que el colaborador se sienta cómodo y posea los medios propicios para asumir su desempeño.

Según precisa Ana María Gubbins, gerente del Great Place to Work (entidad que evalúa las mejores prácticas en el ambiente laboral): “…Es importante conseguir que el trabajador perciba una atmósfera familiar en donde todos se sientan cómodos entre sí y don de se reconozca y respete la individualidad de las personas que ahí trabajan”. Gubbins plantea diversas propuestas para lograr la inserción del empleado: “Invitarlo a almorzar en su primer día de trabajo, esperarlo desde el primer día con todas las herramientas y equipos necesarios para empezar su labor (teléfono, usuario de correo, fotocheck, entre otros) y hacerlo pasar por un programa de inducción y orientación en la empresa a la que llega”.

La proximidad con el trabajador se construye en el caminar y compartir de la actividad laboral. Es un proceso de mutuo acercamiento en el que ambas partes se van conociendo y forjando –en función de actitudes, gestos, estímulos, etc.- un vínculo duradero, confiable y en que confluyen intereses y realizaciones comunes. Al respecto coincido con lo manifestado por Carlos Ariel Naranjo, gerente general de Red de Energía del Perú, en su artículo “El trato diario”: “…Al igual que las más importantes relaciones en la vida, la relación con nuestros colaboradores se construye lentamente cada día. Es como plantar y cuidar un jardín: las plantas se nutren del cuidado de cada día y así nos responderán”.

Existen compañías en donde la inducción no es considerada en sus reales alcances. Si la persona seleccionada fue la adecuada este proceso facilita poner en práctica sus destrezas y habilidades y, en consecuencia, alcanzará con mayor rapidez los estándares de rendimiento deseado. Se recomienda invertir en mecanismos efectivos orientados a incorporar al colaborador en el funcionamiento de la empresa.

De otra parte, debemos anotar que las instituciones han evolucionado acerca de la trascendencia del recurso humano. Pero, todavía hay mucho de afinar en este ámbito no siempre visto como vinculante en su mejora integral y de sus componentes. Un equipo capacitado, motivado, cohesionado y que goza de un óptimo clima laboral -en donde se respetan sus derechos- tendrá los elementos para volcar sus principales talentos.

El clima laboral está constituido por un conjunto de factores que facilitan o impiden el desenvolvimiento profesional. Este se percibe en gestos tan cotidianos como el trato de los jefes con sus subordinados; las celebraciones internas; los estímulos, reconocimientos y premiaciones a los colaboradores; las políticas de comunicación corporativa; la forma de recoger y canalizar las inquietudes de sus integrantes, etc. Son numerosas las acciones que perfilan la “atmósfera” y debemos darle su valor y, además, analizar su influencia en la fidelidad y rentabilidad del trabajador.

El trato ofrecido al público interno es significativo e influyente para afianzar y estimular los niveles de rendimiento, identificación y formación personal. Hay empresas con la equivocada creencia que cumplir con pagar puntual el sueldo, respetar las normas laborales y dar algunas facilidades a sus trabajadores, es suficiente: Inexacto.

El colaborador pasa en su centro de laborales más de ocho, diez o doce horas al día y la empresa se convierte en una esfera esencial para él. El ser humano requiere saber que existe la oportunidad de trascender. De allí la conveniencia de maximizar sus aportes y, por lo tanto, las compensaciones que espera recibir no solo deben ser económicas, sino emocionales y espirituales. Se sugiere fomentar un entorno en donde cada trabajador “quiera lo que hace”, se sienta ganador y, por lo consiguiente, en permanente evolución y crecimiento.

Las organizaciones exitosas tienen una ventaja competitiva sostenible en el tiempo. Esa superioridad puede ser su recurso humano. Una corporación motivadora tiene aspirantes calificados para cubrir sus vacantes; logra reducir su grado de rotación de personal; cuenta con notables niveles de satisfacción y lealtad de sus clientes; goza de prestigio en el mercado; construye sólidos vínculos de solidaridad y armonía entre sus miembros; estimula nuevas realizaciones; proyecta una visión triunfadora; disminuye sus costos por errores humanos, entre otras ventajas internas y externas.

El profesional que entrega sus aptitudes en sus labores diarias es también un ser con expectativas, anhelos y proyectos que se recomienda alentar para evitar frustraciones que, finalmente, influyan en el progreso individual y empresarial. Recordemos la afirmación del pensador, historiador, escritor y crítico social escocés Thomas Carlyle: “El trabajo es vida”.