La proximidad de la fiesta del misterio de la Natividad genera, en la inmensa mayoría de la población cristiana, algarabías de emociones y preparativos inherentes a esta efeméride religiosa. En tal sentido, he creído conveniente presentar diez sencillos consejos para exhibir un óptimo comportamiento y un elevado nivel de convivencia social.
Dejo constancia que no es mi intención enunciar pautas acartonadas e inflexibles como las que habitualmente escuchamos de ciertas profesoras e instructoras “pipiris nais”, cuyo proceder anticuado, anacrónico y poco práctico contribuye a distanciar esta temática de las inquietudes diarias de la gente. Me interesa ofrecer algunos concisos aportes encauzados a un mejor desenvolvimiento personal.
Primero: Cuando reciba congratulaciones por email, facebook, tarjetas impresas, etc. tenga la cortesía de retribuir esas muestras de afecto. Evite colocar vocablos gastados como: “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo”. Sea original, efusivo y espontáneo y, además, obvie hacer llamadas eufóricas de medianoche que agobien a quienes cenan o duermen. Un poco de cordura no está nada mal.
Segundo: Es recomendable rehuir realizar regalos onerosos. Pueden generar reacciones de contrariedad y desagrado. Sea minucioso en su elección. Es una celebración cristiana; decline contribuir con su desatino a incrementar el consumismo. Obsequiar sólo por “cumplir”, lo hará quedar mal. Mediante una llamada telefónica o mensaje electrónico agradezca los presentes.
Tercero: Durante la flamante cena de medianoche consuma los alimentos como sino tuviera hambre y beba los licores aparentando carecer de sed. Convierta la calma, la serenidad y la ponderación en su estilo de proceder en la mesa. Por el contrario, hay quienes parecieran no haber comido en días. Nunca tome el trozo más grande, eluda insinuar que está con apetito y servirse de manera exagera. Tampoco efectúe comentarios inelegantes y, por cierto, soslaye preguntar por el precio de la comida, la receta o el lugar en donde fue adquirida. Un punto imprescindible: no coloque su celular como si fuera un cubierto o un “amuleto”. Por favor, apáguelo y goce de un instante agradable y apacible.
Cuarto: Si tiene la costumbre de visitar a sus allegados, acuérdese de llamar por teléfono para anunciar su deseo de saludar personalmente y renuncie, al menos que sea invitado, a acudir en momentos desatinados o coincidentes con las horas de los alimentos. No se invite a sí mismo, como es común en nuestro medio. Diferénciese por su pertinencia y delicadeza.
Quinto: En estos días es frecuente encontrarnos en lugares públicos, centros de trabajo y reuniones familiares, con personas que gustan comentar sus “planes navideños”. Si usted sabe que determinados prójimos atraviesan complicaciones, inhíbase de orientar la plática hacia estos temas. Sea respetuoso de los padecimientos de nuestros semejantes. No todos están de “fiesta”. Existen quienes se encuentran tristes por la pérdida de un ser querido, entre varias razones que inspiran congoja.
Sexto: Si lo invitan a una cena navideña lleve un obsequio para la dueña de casa y/o algún postre o licor para compartir con el resto de comensales. Es un gesto distinguido y acertado. Si fuera posible indague acerca de los gustos y preferencias de quien hace la convocatoria. Los detalles definen al ser humano.
Sétimo: Agradezca la invitación mediante una comunicación telefónica o por correo electrónico. Siempre complace a los anfitriones el reconocimiento de sus agasajados. Es una demostración de finesa poco practicada en nuestra colectividad: marque el contraste.
Octavo: Cultive la puntualidad y prescinda -como todo el mundo en Lima- culpar a la aguda congestión vehicular de esta época del año. Ande precavido y planifique sus actividades con antelación. Así evidenciará afables modales y óptimo nivel de organización.
Noveno: La quema de cuetes y luces de bengala debe hacerse en horas apropiadas para sus vecinos. Tenga presente: sus derechos terminan en donde empiezan los ajenos. Sea comedido y prevenga generar ruidos molestos valiéndose del jolgorio general. Aprenda a cohabitar en armonía con su entorno y, por lo tanto, desarrolle el cada vez más escaso “sentido de pertenencia”.
Décimo: No fomente conversaciones encaminadas a competir sutilmente sobre el regalo realizado por la esposa, el novio, etc. Es común encontrar hombres y mujeres que les encanta revelar los costos de los presentes recibidos o efectuados y, lo que es peor, interrogan a otros sobre estos asuntos. Ello puede originar molestias e incomodidades. Y aún cuando no fuese así, deje de lado esa usanza empleada para indagar o exponer cuestiones vinculadas con la adquisición de bienes tangibles.
Una acotación aparte: Sugiero a los padres de familia que premian las excelentes calificaciones escolares de sus hijos con propinas y agasajos pomposos, enseñarles que más importante que una favorable nota en sus libretas, es ennoblecer sus vidas por la trascendencia de sus valores. Educarlos con el ejemplo de fidelidad, honradez, lealtad, caridad, entre otros conceptos contribuirá a moldear sus existencias en un marco sólido de principios. Aprovechemos esta conmemoración, en la que evocamos el nacimiento de Jesús, para afianzar nuestras convicciones cristianas.
Por último, reitero enfáticamente lo expuesto en mi artículo “La frivolidad de la Navidad” (2013): “Cuanto desearía que las familias eleven una oración entorno al pesebre, en lugar de esperar con expectativa ‘asaltar’ el árbol -decorado en incontables casos al estilo de un ekeko- para abrir los presentes. Ojalá hubiera un mínimo empeño para disfrutar de éste aniversario sustentado en las virtudes del cristianismo. Los mercaderes expulsados por Jesucristo del templo se han apoderado de su natalicio”.
Muchos augurios a quienes ambicionan un mundo pleno de ideales, esperanzas, perseverancias, optimismos y alegrías. Anhelo que las ilusiones navideñas influyan en cada uno de nosotros para vivir imbuidos del genuino testimonio del sucesor de María y José. Desistamos de las triviales manifestaciones materialistas y, especialmente, aprendamos a interiorizar lo ofrecido por el Espíritu Santo.
martes, 16 de diciembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario