jueves, 29 de diciembre de 2022

Qatar: Protocolo, educación y convivencia deportiva

En esta ocasión me referiré a ciertos episodios y desencuentros en la Copa Mundial de Fútbol de 2022, celebrada en Qatar. Sin duda, se trató de un encuentro caracterizado por estar rodeado de controversias ajenas al deporte que, además, motivaron insistentes críticas de espectadores y de la prensa internacional. 

Su imponente clausura se realizó en el Estadio Lusail -ubicado a unos 15 kilómetros al norte de Doha (capital de Qatar)- el de mayor tamaño de todo el Mundial. En este acto se exhibieron con realce las majestuosas manifestaciones inherentes a la multiculturalidad del país anfitrión. Todo ello, ofreció esplendor y simbolismos. 

Uno de los gestos más visible se produjo al colocar al capitán de la Selección Argentina Lionel Andrés Messi Cuccittini, conocido como Leo Messi, la capa negra denominada ‘Bisht’ -emblema de prestigio en la nación árabe- que representa la realeza, el estilo y elegancia. Es utilizada en circunstancias especiales y está elaborada con lana de cabra y pelo de camello; los bordes llevan hilo de oro y es bordada por artesanos. 

“Es una ropa oficial nuestra. Siempre ponemos eso para compromisos importantes y celebrar los momentos importantes en nuestra vida”, dijo Hassan Al Thawadi, secretario general del Comité Supremo para la Organización y el Legado de Qatar 2022.  Este suceso coincidió con el Día Nacional de Qatar (18 de diciembre), en el que se conmemora la unificación del país (1878) y marca la fecha en que el jeque Jassim Bin Mohammad Bin Thani sucedió a su padre como líder de sus tribus. 

Sin embargo, existieron situaciones incómodas, inelegantes e incluso comportamientos agraviantes, discriminatorios y ausentes de respeto, advertidos por millones de personas. El desaire de un jeque a una árbitra al rechazar dar la mano cuando Gianni Infantino, presidente de la FIFA, le entregó la medalla. Los dos lo mantuvieron un embarazoso y simple movimiento de cabeza. La brasileña Neuza Back era una de las seis colegiadas de este Mundial. 

Lo acontecido con Damián Emiliano 'Dibu' Martínez, el afamado portero argentino autor de otros desatinos. Al recibir el "Guante de Oro" -como el mejor arquero de este certamen- su respuesta ofensiva e inapropiada de llevarse el trofeo a los genitales empañó una impecable victoria. En momentos de triunfo corresponde acreditar humildad, sobriedad y respeto. Deplorable la actuación de un personaje visto por muchos con admiración. Un ser humano al constituirse en inspiración profesional debe serlo en todo ámbito, tiempo y lugar. Más aún cuando es un referente -por su constancia, esfuerzo y entrega- para las nuevas generaciones. 

Por su parte, la Federación Francesa de Fútbol (FFF) anunció que denunciará los insultos racistas proferidos en las redes sociales contra sus integrantes tras la derrota en el último partido del Mundial. Coman, Tchouamení y Kolo Muani han sido los principales afectados. Los innumerables comentarios indujeron a determinados futbolistas a bloquear lo escrito en sus publicaciones. 

Es sabido que la inmensa mayoría de quienes se dedican a este deporte carecen de formación académica u óptima educación y provienen de sectores socioeconómicos colmados de privaciones. De modo que, la súbita llegada de la fama y de un elevado estatus económico produce un vértigo de frivolidades y patéticas revelaciones de supremacía. Es pertinente considerar que, más allá de esas visibles insuficiencias, son percibidos como prototipos por vastas esferas de la sociedad. 

Han sido cuantiosos las usanzas violentas y la exigua tolerancia, vividas en la Copa Mundial de Fútbol de 2022, protagonizados por disímiles hinchas y jugadores. La precaria inteligencia emocional y los afiebrados procederes estuvieron en sus más altos “decibeles”. Lo acontecido me trae a la memoria una frase del insigne escritor argentino Jorge Luis Borges: “El fútbol despierta las peores pasiones”. Acertó este prodigioso y fascinante exponente de la literatura universal. 

Se han evidenciado sentimientos de fanatismo, antagonismos nada racionales y expresiones reveladoras de la incapacidad para convivir con el eventual adversario. Deploro que el balompié sea en reiteradas coyunturas un medio para canalizar conductas erradas, hostiles y poner al descubierto lacerantes penurias humanas. Asimismo, lamento que cualquier reproche a los miembros del equipo preferido sean dilucidadas como sinónimo de enemistad: una inadmisible y limitada forma de interpretar legítimas convicciones nacionalistas. Al parecer, para infinitos exaltados estas figuras son una congregación de “apóstoles”, cuyos usos y costumbres son inadmisibles de discutir. 

Reflexión final: los líderes deportivos albergan genuinos seguidores. De allí la ineludible necesidad de ser conscientes que sus acciones están expuestas a la observación pública. Ello no implica estudiar un curso de etiqueta social y protocolo; únicamente es imperativo mostrar mínima prudencia, elemental madurez, sensatez y corrección. Les concierne poseer habilidades blandas e inteligencia corporal. 

Rindo mi legítimo homenaje al prístino testimonio de vida del auténtico, deslumbrante e impecable ídolo futbolístico brasileño Edson Arantes do Nascimento (Pelé) -jamás involucrado en altercados, modales soberbios o prácticas altisonantes y, especialmente, depositario de una biografía propia de un hombre de bien, digno y coherente- y comparto dos de sus lúcidas aseveraciones: “Si marqué la diferencia fue gracias a mi educación y mi base familiar, por eso nunca estuve envuelto en escándalos” y “Las reglas del fútbol son una educación: iguales y justas para todos”.

lunes, 21 de noviembre de 2022

El maravilloso encanto de la lectura

La lectura es uno de los quehaceres más enriquecedores que logramos experimentar. Etimológicamente “leer” viene del verbo latino «legere» que significa «coger»; consiste en descifrar un mensaje y comprender lo que está escondido tras unos signos exteriores. Es decir, desentrañar y descubrir. Facilita conducirnos a un universo infinitamente profuso y, además, hace posible explorar escenarios insólitos e impredecibles. 

No obstante, en algunos sectores la población, su práctica disminuye debido a múltiples causas: apremios cotidianos, elevados costos de la industria editorial, falta de tiempo, uso masivo de las redes sociales, ausencia de real interés y valoración, etc. Todavía subsisten quienes la consideran una actividad compleja, aburrida y carente de trascendencia. 

A mi parecer, existe un grado de responsabilidad en el entorno más íntimo: la familia, las que evaden su incorporación en sus aspiraciones de crecimiento. “Dime como es tu biblioteca y te diré quién eres”, es una expresión que me recuerda cuando intento -incontables veces en vano- comentar acerca de su repercusión. Sin duda, ésta es el “espejo” de las ambiciones intelectuales de un hogar. 

Aquellos padres ajenos y apáticos a la lectura están desprovistos para sostener conversaciones lúcidas, interesantes y documentadas conducentes a ilustrar a sus hijos. Una situación análoga sucede cuando -entre incluso personas de elevado estatus académico- las tertulias están referidas a tópicos económicos, problemas íntimos, familiares, enfermedades y pormenores laborales. En tal sentido, podemos verificar su omisión entre quienes participan solamente de domésticas, intrascendentes y limitadas pláticas. 

El genial literato Jorge Luis Borges decía: “He leído mucho, pero he vivido poco”. Según afirmó el autor de “Aleph” esta expresión corresponde cuando tenía 30 años de edad. Tiempo después descubrió -a pesar de su ceguera- que la lectura era una forma de existir intensamente y, en la tarde de su vida, concluyó que había vivido bastante. 

Por su parte, la escritora Carmen Lomas Pastor, en su obra “Hogar familiar” señala: “…La lectura tiene una gran importancia en el proceso de desarrollo y maduración de los niños. Proporciona cultura, desarrolla el sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad, es fuente de recreación y de gozo. Constituye un vehículo para el aprendizaje, para el desarrollo de la inteligencia, para la adquisición de cultura y para la educación de la voluntad”. Representa una forma atrayente y profunda de involucrarnos con nuestro mundo interno y nuestra realidad.

Abarca el desenvolvimiento de insospechadas capacidades: contribuye a perfeccionar el lenguaje oral y escrito al incrementar el vocabulario y afinar la ortografía; acrecienta y alienta las relaciones interpersonales; facilita la exposición del propio pensamiento y viabiliza la facultad de desplegar el juicio crítico; activa las funciones mentales y agiliza la inteligencia; abre la imaginación y creatividad; aumenta el bagaje ilustrativo, proporciona información, sapiencia y expande el horizonte intelectual. 

Leer incorpora elementos favorables de utilidad en el ámbito individual y laboral y, especialmente, se tiene mayores recursos para alimentar períodos de reflexión y toma de decisiones. Exhibe un panorama más diverso que ennoblece nuestro pluralismo, espíritu de apertura y mejor entendimiento. Es una afición que envuelve, dignifica y comunica un deleite especial. 

Conlleva inmenso beneficio en la construcción espiritual, moral y pensante; coadyuva en la instauración de una colectividad de hombres y mujeres perspicaces; posibilita sentirse libre y disconforme; es un inestimable factor de sublevación de la conciencia e impulsa el análisis crítico. Su valía puede ayudarnos a forjar una comunidad distanciada de la manipulación, el engaño y la influencia sórdida. 

Al mismo tiempo afianza la tolerancia, la empatía y las destrezas sociales. Cumple una misión trascedente en el engrandecimiento de las habilidades blandas cada vez más requeridas en los procesos de colocación y evolución profesional. Es un medio para escapar de las presiones, frustraciones y desgracias y, por cierto, un estímulo terapéutico de formidable connotación. 

Qué duda cabe, los libros son nuestros eternos confidentes. A ellos recurrimos en momentos de soledad, indecisión y desasosiego; logran que permanezcan imborrables, en la retina de nuestras remembranzas más intensas, los personajes, autores, escenarios y vivencias que nos marcaron e impactaron. Son nuestros inseparables amigos, cómplices y acompañantes. 

Tenga en cuenta: la lectura es indispensable para superar carencias, incógnitas y vacíos. Darle valor será concluyente para alcanzar una sociedad revestidas de cualidades y valores encausados hacia una excelsa convivencia humana. Comparto lo aseverado por el Premio Nobel de Literatura (2010), el afamado Mario Vargas Llosa: “Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida”.

lunes, 17 de octubre de 2022

¿Qué es el Código de Ética?

Hace unos días se celebró en Lima el 52 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Gracias al impecable protocolo trabajado por este organismo, en coordinación con el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, el encuentro fue exitoso y concluyó en importantes acuerdos. 

Sin embargo, una noticia vinculada a su secretario general, el abogado, diplomático y político uruguayo Luis Almagro Lemes -que trascendió en círculos noticiosos- coincidió con la clausura de este cónclave: supuestamente habría una “infracción al Código de Ética de la OEA, pues un integrante de esta organización no puede tener relación amorosa con una colega al punto de que esto interfiera en su labor o represente una desventaja para los demás trabajadores”, señaló la agencia Associatted Press (AP). 

Este asunto se conoció hace cierto tiempo a través del libro “Luis Almagro no pide perdón”, publicado en noviembre de 2020 por Gonzalo Ferreira y Martín Natalevich, en el que tanto el titular de la OEA y su novia, la politóloga mexicana y funcionaria de este organismo Marián Vidaurri, hablaron de su lazo sentimental. 

En tal sentido, es propicio referirme a la trascendencia del “Código de Ética”. Según César Vieira Cervera, autor de la obra “Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones” (2015): “Constituye un documento que reúne un conjunto de principios o normas éticas que regulan los comportamientos de todos los que integran una organización, incluidos los directivos”.   

Es decir, guía las funciones o actividades de los individuos en su vínculo con las variadas audiencias (trabajadores, compradores, proveedores, comunidad, gobierno, medio ambiente, entre otros). Recomiendo realismo, concisión y claridad; explicar el por qué y para qué de cada norma; preponderar el bien común sobre los intereses personales. Aparte de encarnar un compromiso activo y permanente y, por lo tanto, una puesta en acción de los valores que permitan una sana convivencia. 

Es conveniente destacar los valores corporativos como factores destinados a propiciar cualidades internas y externas; ayudan a comprobar si van por el camino correcto para alcanzar sus metas y tienen vital trascendencia en la imagen institucional. Representan una especie de “columnas vertebrales” que compromete a todos sus colaboradores sin excepción. Es una de las fuentes principales de las que se nutre el “Código de Ética”. 

Convendría incluir principios representativos como la probidad, la prudencia, la justicia, la idoneidad, la responsabilidad, la legalidad, la veracidad, la discreción, la lealtad, la transparencia, la equidad, la independencia de criterio, la igualdad, la solidaridad, la eficiencia, el honor y la neutralidad. Son los que vienen a mi mente al momento de definir aquellos que están por encima de jerarquías o responsabilidades. 

Según la estructura orgánica de la empresa se asigna la oficina encargada de su elaboración. Puede ser compartida o tener injerencia el departamento de asuntos jurídicos en coordinación con Recursos Humanos. Del mismo modo, puede convocarse a una compañía consultora o experto independiente. Su diseño demanda conocer la visión, misión, valores y políticas, entre diferentes aspectos medulares. 

Su aplicación debe estar antecedida de un proceso de inducción, acompañamiento e incentivos. Es un documento sustancial en la medida que su validez sea transversal y su cumplimiento esté reflejado, con especial énfasis, en sus líderes con el afán de constituir modelos de actuación y evidenciar probidad y consistencia. Éstos deben exhibir la convicción sincera de incluir la ética en la marca y reputación corporativa. 

Aconsejo contar con una instancia -con frecuencia llamada Comité de Ética- comisionada para su acatamiento y resolución de consultas sobre el “Código de Ética”, que podrían integrar personalidades de renombre o estar a cargo de un área específica. De esta forma, promueve la difusión de lo establecido en el código; diseña planes de reforzamiento y capacitación; aconseja la suscripción de convenios; evalúa infracciones y propone medidas de perfeccionamiento; absuelve dudas de sus integrantes; formula advertencias para propiciar un desempeño alineado con los objetivos institucionales. 

¿Es lo mismo el “Código de Ética” y el “Código de Conducta”? Una diferencia fundamental es que el primero presenta los valores de forma general sin describir situaciones específicas o posibles sanciones a sus trasgresores. Mientras el segundo instaura reglas concretas y, al mismo tiempo, precisa prohibiciones y castigos. En ocasiones se confunden o asumen como sinónimo. El primero es público; el segundo es interno y está inspirado en lo expuesto en el primero. Podríamos afirmar que el “Código de Conducta” reglamenta los enunciados globales del “Código de Ética”. 

Concurren indiscutibles avances en la concepción de la ética global. A partir de 1973, en el Tercer Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) se propuso un “Código de Ética” para la gestión empresarial. Posteriormente, en el Foro Económico Mundial (1999), el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Kofi Annan, planteó un Pacto Mundial basado en la responsabilidad pública, la transparencia y la defensa de los intereses empresariales, las entidades laborales y la sociedad civil para ejecutar medidas encauzadas al logro de sus principios.

Prevalece una inocultable diferencia en la forma como se concibe la ética. Tengamos presente que “está íntimamente ligada al desarrollo humano integral, refleja la biografía de la persona y el proceso de socialización por el cual ha atravesado y terminó moldeando un sistema de valores, actitudes y comportamientos”, refirió Carlos Darcourt Hurk en su documentada ponencia “Ética, Código de Ética y la Defensoría del Asegurado de Essalud” (2002). 

En el ámbito privado cada vez es más creciente su interés e implementación como un elemento encaminado a prestigiar, vislumbrar y otorgar realce al servicio o producto generado. Por lo tanto, fideliza, fortalece el clima laboral, atrae a los mejores profesionales, entre múltiples cualidades inherentes a su práctica. Va mucho más allá de evitar sucesos ilegales o contener disposiciones sancionadoras: contribuye a reforzar la vigencia de los valores y concebir estrategias que refuercen las conductas deseables para alcanzar el bienestar. 

No obstante, en el sector estatal persisten ostensibles silencios e incomodidades; se asume cómo una intromisión y subiste ausente empeño para su cabal vigencia. En síntesis, es espinosa, controvertida, atiborrada de desencuentros y vista como una “camisa de fuerza” que impone medidas que, además, están sometidas a la vigilancia colectiva. A pesar de los avances legales surgidos en los últimos años -en el caso peruano existe la Ley del Código de Ética de la Función Pública (Ley Nro. 27815, promulgada el 12 de agosto del 2002)- perduran reticencias sobre su plena incorporación. 

A nivel internacional la opinión pública ha logrado conocer sucesos referidos a corrupción, conflicto de intereses, negociación incompatible, entre otros, gracias a las disposiciones imperantes -inexistentes hasta hace algunas décadas- en la esfera del Estado. A ello conviene agregar el rol de las agrupaciones no gubernamentales, los medios de comunicación y de una población capaz de ejercer una ciudadanía alerta frente al papel de sus autoridades. La ética, como es obvio, pone en aprietos a quienes acceden a la función pública con la oscura intención de plasmar usanzas sórdidas. 

Soslayemos percibir el “Código de Ética” como un texto jurídico, barroco, improbable y distante de las más urgentes prioridades corporativas. Debe entenderse su valía con el propósito de afianzar un obrar digno y acorde a sólidos postulados y directrices. Quiero evocar las lúcidas palabras que me dedicó uno de los hombres más ilustres del siglo XX en el Perú, el insigne y recordado defensor del patrimonio ambiental Felipe Benavides Barreda (1917-1991): “Ética, como todo en la vida, es la mayor fuerza que tiene el hombre para defender la vida”.

domingo, 16 de octubre de 2022

¿Profesionalismo, ética y etiqueta social?

¿Qué entiende usted por “profesionalismo”? Implica cualidades por encima de meritorios títulos académicos, grados, especializaciones o habilidades duras. No obstante, en abundantes personas existe una visible y permanente confusión al respecto. Por esta razón, quiero reflexionar acerca de varios de sus componentes imprescindibles: la ética y la etiqueta social. 

Lo concibo como la forma de desarrollar ciertas ocupaciones contractuales dentro de un definido y sólido marco de valores. Es decir, va mucho más allá de cumplir una función asignada. Exige dedicación, mística, creatividad, coherencia e identificación. Se ve ampliamente reflejado en una actuación con elevadas e inequívocas condiciones de fidelidad y honestidad. 

Incluye las ineludibles pericias emocionales -encaminadas a establecer una óptima convivencia con sus pares, clientes y superiores- como la empatía, la tolerancia, la capacidad para superar situaciones de frustración, el autocontrol emocional, el temperamento, la buena relación interpersonal, el próspero trabajo en equipo, el arte de negociar escenarios de conflicto, la adaptabilidad y la resiliencia. Éstos son unos cuantos de los innumerables puntos a observar en quien espera obrar con genuino “profesionalismo”. 

Para los destacados investigadores, escritores y catedráticos cubanos Maribel Asín Cala y Daniel Fuentes Almaguer, “es un proceso social mediante el cual se mejoran habilidades con el propósito de hacerlas más competitivas en su profesión u oficio”. Por lo tanto, involucra virtudes de excepcional valía enfocadas al incremento de los estándares de desempeño y talento. 

Dentro de este contexto, concurre un estrecho e inequívoco lazo con la ética y las normas que definen a un profesional sin distinción de su jerarquía, actividad o del tamaño de la compañía. Es un punto central de partida en el quehacer corporativo; no está sujeto a transacción, ni condicionado a un manual o código; debe entenderse como una fortaleza en el ejercicio de cualquier función. 

Una vez más hago hincapié de lo expuesto con reincidencia a mis alumnos: rehuyamos concebir la ética con rigidez, inflexibilidad y apego reglamentario y, por lo tanto, como una materia que trunca la prosperidad en el mundo de los negocios. Todo lo contrario: se puede proceder con honestidad, transparencia, decencia y alcanzar el ansiado éxito. Son objetivos complementarios que generan confianza, realzan la imagen y crean valor agregado. 

Otra pieza de sustancial connotación es la etiqueta social, que demanda una postura tolerante, respetuosa y afable, con la finalidad de garantizar una interacción igualitaria e inclusiva con las personas. Conviene anotar aspectos tan básicos destinados a presentar un profesional con una correcta vestimenta y apariencia, imagen personal, lenguaje corporal, positiva actitud, espíritu de cooperación y excelso entendimiento. 

En tal sentido, detengámonos a evaluar la inmensa preponderancia de los modales, la cortesía y, especialmente, sus repercusiones en la armónica coexistencia y el bienestar psicológico. Está reflejada en la atención ofrecida a las diversas audiencias, en una elemental llamada telefónica o en las diarias maneras de comportamiento. La urbanidad adquiere visible compatibilidad debido a su rol significativo orientador de la conducta social. 

Es imperativo moldear hombres y mujeres poseedores de esmeradas condiciones que aseguren su interiorización. Ello demanda, entre múltiples variantes, docentes que constituyan un ejemplo, empresas que exijan perfiles integrales y jefes con condiciones de líderes aptos para representar el “identikit” anhelado. No siempre es posible este propósito en un medio lacerado por una aguda crisis moral que involucra principios cívicos, aptitudes blandas y sentido de pertenencia. 

Su diligencia facilita vencer determinados y reiterados obstáculos en ocasiones fuertemente arraigados en la cultura de las organizaciones: ausencia de liderazgo, usanzas autoritarias, pobres relaciones humanas, deficiente trabajo en grupo, falta de cohesión interpersonal, desconfianza recíproca, exigua autocrítica, inadaptabilidad ante los cambios, defectuosos mecanismos de comunicación, desmotivación y frustración general, reprochable atención al cliente, etc. 

Sin embargo, el “profesionalismo” incluso se encuentra ausente en abundantes ejecutivos de altas jerarquías del sector público o privado. Su carencia puede generar engorrosas e irreversibles repercusiones en el prestigio personal e institucional y, por cierto, en el clima interno como resultado de sus probados desenlaces en la credibilidad, productividad y reputación. Rehuyamos restarle envergadura a las problemáticas secuelas que conlleva su desatención. 

Debemos alcanzar el “profesionalismo” como expresión de crecimiento, evolución y satisfacción. Nuestro desempeño pondrá de manifiesto condiciones tan requeridas, en los momentos presentes, para incitar idóneas prácticas laborales y, en consecuencia, un desenvolvimiento asertivo. Recordemos la pertinente aseveración del filósofo, abogado y político inglés Francis Bacon “Las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros”.

domingo, 25 de septiembre de 2022

Discursos: ¿Los medios audiovisuales?

Al elaborar una exposición requerimos utilizar, en determinadas circunstancias, medios audiovisuales que constituyen valiosos elementos de soporte y complemento con la finalidad de dinamizar la transmisión de conceptos y propuestas. Bajo ninguna circunstancia deben sustituir u opacar al conferencista. 

Usted se preguntará ¿Por dónde debemos empezar? Apelando a mi experiencia aconsejo seguir la siguiente secuencia: redactar un esquema, investigar y documentarse, apuntar lo más relevante y escribir el borrador de cada lámina de ppt. Asimismo, deberán guardar coherencia con lo tratado, crear interés en el público y utilizarse con moderación. 

En innumerables disertantes subsiste el frecuente error de empezar con la confección del ppt: estos deben hacerse después de formular la estructura y definir el orden temático. Es decir, es la última actividad al preparar una charla. Tenga presente la enorme importancia de adecuar la asistencia audiovisual al tiempo, mensaje y público; jamás inicie su presentación leyendo, proyectará inseguridad, pánico escénico y ausente dominio; no aprenda todo de memoria, sólo los primeros minutos. Tampoco empiece con una diapositiva o video sin antes realizar una introducción de su contenido. 

Es pertinente considerar varias ventajas sobre su uso: transmiten mayor información en menor tiempo; despiertan la motivación de la audiencia; favorecen la comprensión de lo que se está revelando; mejoran e ilustran el conocimiento; refuerzan la comunicación destacando aspectos esenciales; aportan datos, números y estadísticas. Igualmente, tengo múltiples observaciones: procure mostrar concordancia entre lo anotado y el argumento expuesto; confirme su buena calidad; coloque una sola idea por diapositiva; utilice frases sintéticas; diseñe el material con antelación. 

Del mismo modo, insinúo tomar en cuenta que la orientación horizontal facilita la lectura; sitúe una sola idea por diapositiva; apóyese en dibujos, diagramas, esquemas; aprópiese de la regla “6×6” (seis líneas máximo por diapositiva, seis palabras máximo en cada línea); use fondos simples y claros; decline abusar de los colores y respete los matices naturales (por ejemplo, no existen plátanos azules); asegúrese que las personas de la última fila de la sala alcance a leer su texto; elija una letra legible y apropiada (esquive una inferior a los 20 puntos); evite errores ortográficos, tonalidades llamativas o diseños extravagantes; exhiba correspondencia con su estilo personal o institucional; incluya fotografías de óptima calidad. 

Existen diversas opciones multimedias a nuestro alcance. Las diapositivas con sonido pueden resultar convenientes, pero también incómodas, dependiendo de la exposición y auditorio; las multi-imagen muestran dos figuras fijas u oscilantes de forma simultánea junto con acompañamiento de voz y/o música; el video interactivo combina instantánea y movimiento, textos, gráficos, voz y música mientras el participante tiene surtidas opciones de respuesta. Incluye retroalimentación. 

Unas anotaciones en relación al lugar. Trate de familiarizarse con el espacio físico en que expondrá e indague con anticipación acerca de pequeños y significativos asuntos como la temperatura; las luces artificiales o naturales; la forma de la sala; la visibilidad de los asistentes; la acústica; la colocación del cañón, computador, podio, micrófono y mesa de honor. 

Durante su disertación revele inalterable certeza, aplomo, actitud serena y afabilidad. Estos pormenores pueden ser más transcendentes de lo imaginado. A continuación, unos cuantos y eficaces aportes de valía: mirar a la audiencia; conocer y practicar el manejo de los mecanismos audiovisuales; consistencia en lo expuesto; muestre capacidad de improvisación ante deficiencias y desperfectos; emplee un puntero; no juegue con objetos en sus manos; indague las características, motivaciones e intereses de los asistentes. 

Preste atención a incontables cuestiones de forma y fondo. Asegurar su éxito incluye percatarse de detalles inadvertidos cuya omisión puede tener serias repercusiones en la receptividad y entendimiento del público: ensaye, grábese y estudie las respuestas sobre las más complejas interrogantes; luzca atuendo adecuado, sobrio e impecable; conciba una sobresaliente imagen ejecutiva; inicie su intervención con un saludo cordial y acompañado de una sonrisa; recurra a la automotivación positiva. En tal sentido, prepárese, organícese, evidencie seguridad, saludable estado anímico y talante de comunicador. 

Para concluir, recuerde: un discurso siempre es una magnífica coyuntura para irradiar ideas, generar espacios de reflexión, compartir conocimientos, persuadir conciencias e involucrar a su audiencia. Comprométase con intensidad y naturalidad con el tópico que abordará; demuestre su pleno convencimiento; hable con ímpetu, entrega e inequívoca manifestación de querer propagar su sapiencia. 

Aproveche el privilegio de hablar ante sus espectadores, no todos tienen esa posibilidad. Es un hermoso y apasionante desafío frente que debemos estar habituados y cuyas implicancias redundarán en nuestro desarrollo integral y, consecuentemente, en el ámbito profesional. Viene a mi mente la sabia expresión anónima: “El que habla siembra, el que escucha recoge”.

miércoles, 27 de julio de 2022

Perú: Historia y protocolo de los símbolos patrios

Referirnos a sus antecedentes y alcances tiene especial connotación en la celebración del 201 aniversario de la proclamación de la Independencia Nacional, realizada en el cabildo abierto de Lima el 28 de julio de 1821, por el libertador argentino José de San Martín y Matorras. El anuncio se efectuó ese día en cuatro escenarios: en la Plaza Mayor, en la Plazuela de La Merced, en la Plaza Santa Ana y en la Plaza de la Inquisición.

En concordancia con el artículo 49 de la Constitución Política del Perú (1993) “son símbolos de la patria la bandera de tres franjas verticales con los colores rojo, blanco y rojo, y el escudo y el himno nacional establecidos por ley”. Es necesario precisar que, a fin de evitar confusiones jurídicas e históricas, a lo largo de la vida republicana se han promulgado múltiples dispositivos. Para este texto recurriré a las normas más representativas y vigentes.

Es pertinente este esclarecimiento debido a la amplia confusión sobre esta temática y por las reiteradas omisiones suscitadas en el sector público y privado y, además, en la población en general. A pesar de la claridad de la legislación se observan incontables carencias en actividades organizadas por los poderes del Estado. De allí, la enorme trascendencia de hacer un esfuerzo de pedagogía e ilustración.

Durante el gobierno de Manuel A. Odría (1948 – 1956) se dio el D.L. 11323, del 31 de marzo de 1950, titulado “Disposiciones que deberán observarse respecto a los símbolos de la Nación: Escudo Nacional, Gran Sello del Estado, Bandera Nacional, Pabellón Nacional, Estandarte y Escarapela Nacional” con las especificaciones y pormenores de estas insignias.

Años más tarde, la Ley 30630 intitulada “Ley que autoriza el uso e izamiento de la bandera nacional y dispone la conformación del comité intersectorial para la difusión de los emblemas nacionales”, promulgada por el presidente Pedro Pablo Kuczynski Godard (2016 – 2018) el 2 de agosto del 2017.

Para empezar, en armonía con lo expuesto en la Carta Magna los “símbolos de la patria” son la Bandera Nacional, el Escudo Nacional y el Himno Nacional. Pasemos a comentar los símbolos patrios: la “Bandera Nacional” es de forma rectangular, está conformada por tres franjas de igual ancho y en proporción de tres de largo por dos de alto. No lleva ninguna inscripción ni escudo u otra insignia que forme parte de ella. Se izará a las 08 horas y se arría a las 18 horas. Su uso es obligatorio el 27, 28, 29 y 30 de julio y el 9 de diciembre en ofrenda a la Batalla de Ayacucho (1824) -liderada por Antonio José de Sucre- que consolidó la independencia de América y del Perú.

Es conveniente contemplar lo estipulado en el artículo 15 del Ceremonial del Estado y Ceremonial Regional (D.S. 096-2005-RE): “La Bandera Nacional es principal símbolo de la patria. En sus diversas representaciones, Estandarte o Pabellón, debe ser saludada por las autoridades civiles con una reverente inclinación de cabeza y por las autoridades castrense de acuerdo con sus reglamentos”.

Asimismo, tiene prevalencia y primacía, en su condición de máximo emblema nacional, sobre las extranjeras, regionales, provinciales, distritales y privadas en territorio peruano. Durante el mes de julio las autoridades ediles, mediante acuerdo de concejo o resolución de alcaldía, decretan el “enarbolado de la Bandera Nacional de inmuebles civiles, comerciales o privados”.

Por su parte, el “Escudo Nacional” constituye el “blasón heráldico, de tipo piel de toro o casulla, tiene la proporción para el alto y tres para el ancho. En la mitad del alto se traza una línea transversal que separa un campo inferior de dos superiores de igual tamaño. Los bordes interiores y externos del blasón son de color amarillo dorado”. A su interior se ubica la vicuña como distintivo de la diversidad animal; el árbol de la quina, representando al reino vegetal y la cornucopia, como expresión de la riqueza mineral.

Finalmente, me referiré al “Himno Nacional”. Según la Ley 1801 -aprobada el 26 de febrero de 1913, por el primer mandatario Guillermo Billinghurst Angulo (1912-1914)- se declara “oficial e intangible la letra y música del Himno Nacional, debidas respectivamente a la pluma de don José de la Torre Ugarte y a la inspiración del maestro don José Bernardo Alcedo, y adoptado como tal en 1821 por el Supremo Gobierno”.

Su primera estrofa no corresponde a su autor; se trata de una anónima incluida en dicha ley. Sobre el particular, la sentencia del Tribunal Constitucional, del 18 de mayo de 2005, dice: “Declarar que en las publicaciones en donde se transcriba la letra del Himno Nacional debe expresamente señalarse que la estrofa adicionada al texto de don José de la Torre Ugarte es de autoría anónima y que su inserción expresa la voluntad del pueblo representada en el Parlamento Nacional, mediante la Ley Nro. 1801 la misma que debe ser colocada al final del mismo”.

Su entonación se adapta a las características lingüísticas del lugar (castellano, quechua, aimara, etc.); en nuestro territorio tiene primacía otros himnos; los civiles se retiran cualquier prenda de la cabeza; se entona en jornadas cívicas, militares, oficiales e institucionales el coro y la séptima estrofa.

Del mismo modo, es necesario conocer sus restricciones. Está prohibida cualquier acción o suceso público que denigre, menosprecie y/o atente contra su integridad como “el quemado público, ostentarlo roto, desgastado, sucio, decolorado, con inscripciones o modificaciones”. El artículo 344 del Código Penal determina sanciones para “el que públicamente o por cualquier medio de difusión, ofende, ultraja, vilipendia o menosprecia, por obra o por expresión verbal, los símbolos de la patria”.

En esta efeméride reafirmemos nuestro respeto a las tradiciones republicanas, rindamos tributo a los forjadores de la nación, afiancemos sentimientos de pertenencia e identificación ciudadana, afirmemos postulados democráticos y valoremos la admirable pluralidad cultural de la patria. Tengamos fe, alegría e ilusión en nuestros destinos y seamos capaces de convertirnos en protagonistas de un nuevo amanecer. Vienen a mi mente las aseveraciones del genial escritor Mario Vargas Llosa: “El Perú, como el Aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene identidad porque las tiene todas!”


martes, 19 de julio de 2022

Cortesía telefónica en la atención al cliente

Cada vez es más frecuente la comunicación telefónica en el trato al público. Estimo conveniente resaltar la importancia de encaminar su desenvolvimiento en concordancia con los protocolos corporativos que debieran existir al respecto. Es ineludible priorizar su trascendencia; en ocasiones constituye el primer encuentro entre el cliente y la empresa. 

En tal sentido, se debe rehusar pasar inadvertido este aspecto de especial significación. De allí la necesidad de contar con procedimientos explícitos, desarrollar procesos de inducción y asegurar reclutar colaboradores con el perfil requerido. En contingencias por disminuir costos se minimizan sus alcances; lo que, en un mediano o largo plazo, dañará la imagen, la credibilidad y el prestigio de la compañía. 

Convendría que el personal exhiba sólidas habilidades blandas como: capacidad persuasiva y de escucha, alto grado de empatía, probada destreza negociadora, iniciativa y proactividad, entre otros componentes que describiremos a fin de evitar circunscribirse únicamente a un limitado libreto acerca de los alcances del servicio y/o producto ofrecido. En negocios de las más variadas características convendría implementar preceptos rigurosos en la selección del encargado de esta labor. 

A través del contacto telefónico innumerables consumidores configuran la inicial impresión de la “identidad corporativa”; ésta no es un concepto abstracto, ni un enunciado vacío. Por el contrario, constituye un conjunto de elementos de enorme valía que definen su misión, visión, valores, políticas, servicios, etc. Es decir, la marca de la organización se percibe en este proceso de interacción. 

De modo que, es una carta de presentación en el ámbito externo. No debemos omitir darle su real connotación en el acercamiento y negociación con sus diversas audiencias. Recomiendo elaborar directivas y acompañarlas de programas de capacitación conducentes a uniformizar los criterios estipulados en la institución. 

Valoremos las repercusiones de una adecuada formación para garantizar una excelsa calidad de la atención. Su buena prestación se define por la amabilidad, disposición, óptima entonación, empleo de la sonrisa y al ofrecer excelente esmero. Existen situaciones en donde el encargado es inexperto e ignora las secuelas de su accionar en la ascendencia de la imagen. Insisto en la siguiente afirmación: la totalidad de las funciones y roles integran un sistema que debe funcionar con coherencia, homogeneidad y transversalidad, en coincidencia con la convincente aseveración del empresario estadounidense Tony Hsieh “El servicio al cliente no debe ser solo un departamento: debe ser toda la empresa”. 

Algunas recomendaciones básicas: responda con prontitud y prescinda hacer esperar al interlocutor; identifíquese con el nombre de la empresa y el suyo; sonría levemente, ayuda a preparar una entonación amable; evada consumir alimentos, afectará su dicción y tono de voz y, además, concibe escaso profesionalismo; tenga a la mano una libreta para anotaciones; jamás responda empleando monosílabos, muestra falta de modales e interés; esquiva tapar con la mano el teléfono y/o descolgarlo para continuar una conversación presencial; trate siempre de usted, no es bien visto el tuteo; procure infundir confianza y seguridad; apunte el nombre de la persona; retorne las llamadas a la brevedad posible como manifestación de consideración y comportamiento ejecutivo. 

Es imprescindible contar con la infraestructura necesaria para que el teléfono no suene más de tres veces antes de que el recepcionista lo atienda; al momento de contestar, abandone lo que están haciendo; mida la intensidad de la voz, emplee una pronunciación correcta y elija las palabras adecuadas, de acuerdo al mensaje que desea transmitir; en caso exista una consulta interna, antes de dar una réplica, pregunte con afabilidad si está dispuesto a esperar unos minutos con la finalidad de soslayar incomodidades; acoja con celeridad las inquietudes y conserve, hasta en los instantes más tensos, el autocontrol emocional. 

Asimismo, aconsejo conocer las cuestiones complejas que podrían ameritar formularle con el propósito de resolverlas con fluidez y dominio y, en consecuencia, sortear verse en una situación incómoda que revele exiguo conocimiento. Es imprescindible tener resuelto el listado de las más agudas interrogantes y contar con asesoría en situaciones críticas. Subrayo la urgencia darle una inspiración profesional. 

Sugiero establecer mecanismos permanentes de evaluación para medir el desempeño, tener discernimiento de las llamadas exitosas, aquellas que no pudieron satisfacer las dudas de los interesados, cuales no consiguieron atender y las que terminaron en discusiones; es un punto orientado mejorar el trabajo. Esto se puede implementar con un registro de lo acontecido. Y, por último, proceder a su correspondiente análisis.

En el desempeño de este inapreciable quehacer se pone a prueba la genuina preparación y destreza. Preocúpese de brindar una prestación acorde a los estándares de competitividad en el mundo de los negocios. Concluyo evocando las oportunas palabras del emprendedor norteamericano James Cash Penney “Un trato cortés hará que un cliente sea publicidad andante”.


jueves, 7 de julio de 2022

Impacto global del protocolo empresarial

Con ocasión del primer aniversario del Magazine Mentalidad Global & VIP Edición Especial, editado por PROTOCOLTODAY, se realizó una “Sesión de Protocolo Empresarial y su Impacto Global”, en inglés y español, transmitido desde los Países Bajos con la presencia de participantes de 20 nacionalidades. Según afirmó su editora Adriana Flores, este medio virtual tiene como empeño conectar ejecutivos, diplomáticos, empresarios y estudiantes que aspiran a hacer una carrera internacional dentro de “un espacio de conocimiento orientada a llegar a diversas partes del mundo”. 

La primera presentación “La comunicación en los negocios internacionales”, a cargo de Dewanand Mahadew (Países Bajos), consistió en un análisis de los cambios en la economía y la industria a nivel mundial. Enfatizó las transformaciones producidas y aseveró que “esto demanda destrezas para aplicar este sistema de negocios”. De allí el alcance de las habilidades blandas a fin de trabajar alrededor del mundo y sentirse cómodos en sus procesos de negociación con otras personas. 

Comentó la importancia que el empresario conozca su “propuesta de valor para causar impacto. Esto significa saber que se quiere obtener” y demanda desarrollar prácticas de mentalidad global; es decir, aspectos económicos y culturales de la realidad intercultural. Puntualizó la trascendencia de “conocernos a nosotros mismos para saber desarrollar estas habilidades, incluyendo las interpersonales. Significa pensar de forma crítica, preocuparse por tu apariencia, vestimenta y estar al tanto de las diferencias culturales”. 

Se contó, como invitado especial, con Gerardo Correas (España), presidente de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo (OICP), quien abordó “El nuevo protocolo en la empresa del siglo XXI: protocolo para mejorar el beneficio”. Empezó precisando que “el protocolo es un lenguaje de comunicación” y aseveró que éste debe ofrecer un beneficio en cuanto a los objetivos de una empresa. Resaltó que éstas debieran potenciarse a través de “protocolorizar” su relación con sus públicos y recomendó contar con un protocolo corporativo encaminado a facilitar regularizar sus actividades. 

Ponderó que “necesitamos uniformizar los criterios de las apariciones públicas de los funcionarios de la entidad. Debemos dar una misma identidad de marca que debe reflejarse en la unificación de criterios de sus representantes. Esto ahorrará costos y singularizará a la compañía”. Comentó la pertinencia de fortalecer la imagen institucional y ganarse la confianza del público, lo que facilitará una mejor “cuenta de resultados en el mercado”. El protocolo ayuda a segmentar al público y proporciona conocer qué estrategias deben seguirse para igualar la comunicación directa, clara y menos costosa. 

La ponencia “Fundamentos para un comportamiento adecuado” de Claudia Stohmann (Bolivia) consistió en resaltar la enorme valía de la etiqueta social y, especialmente, de la “Fórmula RES” como un elemento básico para entender su dimensión y aplicación en la vida cotidiana. Al respecto, precisó dicha fórmula. 

Empezó hablando del “respeto” y recordó el término “tratemos a los demás como deseamos ser tratados” que es uno “de los cimientos de la etiqueta, el protocolo y el ceremonial”. La “educación” refirió “puede venir desde la cuna; no solo viene del nivel académico o títulos. Una persona bien educada debe exhibir un comportamiento en función de principios y habilidades y, además, una formación académica y cultural”. Analizó las implicancias del “sentido común” como guía para tener “una orientación mental sobre nuestro proceder destinado a asegurar la buena convivencia social”. Se refirió valores como la puntualidad en todo ámbito de nuestra imagen personal; la moderación y el autodominio; la honestidad, la integridad, la discreción, la inteligencia emocional, las aptitudes de comunicación; la amabilidad y la empatía, como “parte indispensable de nuestro proceder con los demás”. 

Seguidamente, participó Daniel Delmás (España) con el tema “Definición de Protocolo desde una perspectiva científica”. Inició refiriendo que el “protocolo es una ciencia y una disciplina práctica que se ha pasado de padres a hijos y está en el origen del ser humano. A comenzado a ser investigado en las universidades cuando surgió el interés de la empresa privada”. 

Dilucidó su larga tradición práctica. Pero, dijo “debemos comenzar a darle ciencia al protocolo para darle universalidad, objetividad y aplicarlo de forma práctica. El protocolo en el siglo XXI tiene los siguientes retos: impericia de la materia en la prensa y la sociedad. Los medios de comunicación no ayudan a dar a conocer el correcto significado del protocolo, todo lo contrario”. Sobre el particular, citó el estudio de la experta española María de la Serna. Por último, aludió a la escasez de literatura científica y a la existencia de información carente de rigurosidad y, por lo tanto, de una dispersión de conocimientos. Precisó que cada autor tiene su definición de protocolo, a la que consideró como “una disciplina científica trasversal que otorga las reglas para vivir en paz”. 

Por su parte, Gustavo Caballero (Argentina) trató el tópico “El protocolo como herramienta estratégica de comunicación”. Subrayó que el “protocolo nos permite una interacción positiva entre las partes. Es empleada por las instituciones para transmitir un explícito mensaje a sus públicos”. Este cada vez tiene mayor vigencia en el sector público y privado. 

“Como periodista siento que he abrazado esta disciplina. Somos un nexo entre la institución y el público. El protocolo viene a reforzar los mensajes de las entidades y, consecuentemente, es una poderosa herramienta de comunicación. El protocolo ha crecido de forma acelerada gracias a las modernas tecnologías lo que nos debe llevar a un nuevo enfoque”. Consideró que la comunicación fomenta una intervención más activa entre las partes. Ello no significa omitir las pautas de protocolo al que determinó como “un proceso comunicativo” y un “aliado de primer orden” en la organización. 

La intervención de Adriana Flores (Países Bajos) “La importancia de desarrollar habilidades de mentalidad global en los negocios” empezó diciendo que “todos tenemos capacidades y especialidades únicas. Es imprescindible desarrollar competencias de mentalidad global. Los hombres de negocios deben prepararse para tatar con empresarios, embajadores, etc. Por eso es vital dominar el protocolo empresarial y diplomático y la etiqueta social en función de la composición cultural de cada país”. 

Destacó la pertinencia de conocer los códigos de vestimenta y otros componentes en nuestra interacción profesional. La comunicación verbal y no verbal es esencial para lograr una forma de pensar, al igual que los regalos. En este último influyen factores éticos y culturales. “El arte en la mesa es muy importante para crear una mentalidad global”. Recalcó la connotación de tener una interacción efectiva en función de factores culturales. Sugirió conocer la etiqueta para ofrecer un comportamiento profesional. Esto posibilita conquistar nuevos mercados, extenderlos comercialmente y tener confianza en sí mismo. “Serás el mejor embajador en tu país y en todo el mundo”, sentenció. 

Para finalizar, en mi ponencia “La escritura como instrumento de persuasión”, describí la envergadura del artículo de opinión como el género periodístico más empleado por quienes no siendo periodistas desean comunicar, reflexionar y brindar sus aportes en las materias de su especialidad. Hice un recuento de los pasos a seguir para elaborar un texto que reúna las características inherentes con esta variedad y expliqué mi experiencia. 

Enfaticé la inequívoca fuente de inspiración que me ha llevado, desde hace varias décadas, al ejercicio de esta actividad que consiste en “arrojar semillas, sembrar inquietudes, aportar soluciones, motivar un cambio de actitud, incentivar debates, denunciar actuaciones sórdidas, llamar la atención sobre hechos lesivos, promover la difusión de valores, afirmar convicciones y dar a conocer mis antojadizos y subjetivos puntos de vista”. 

Por su parte, la sesión en inglés contó con las intervenciones de Eric Muhia (Kenia) con el tema “Historia y arte regalar en la diplomacia”; Renita Jackson (Estados Unidos), “Protocolo de conflicto”; Jorge Prado (Perú) “Protocolo corporativo”; Kruti Shah (India) “Cómo caminar, hablar y comportarse en el mundo”; Luciano Caianda, (Angola) “La visión global del protocolo”.

Un encuentro enriquecido con una diversidad de cuestiones de actualidad y significación para la mejor comprensión del protocolo y sus alcances en el escenario empresarial. Anhelo que sean muchos más los aniversarios de este representativo y plural espacio informativo que contribuye a un invalorable proceso de integración, conocimiento y encuentro de aspiraciones colectivas.

lunes, 27 de junio de 2022

Importancia y tips de ética profesional

En ocasiones escuchamos decir “debe actuar con ética”, “qué falta de ética” o “esto no es ético”, entre un sinnúmero de aseveraciones concernientes al apremio de su incorporación en el quehacer laboral. Sin embargo, lo obvio para unos, esquiva serlo para todos. Lograr su plena vigencia demanda explícitas condiciones que, a mi parecer, eluden enmarcar el quehacer empresarial de innumerables hombres y mujeres. 

La ética involucra incluir un conjunto de normas que indican cómo desenvolvernos para asegurar un desempeño digno. Permite demostrar actitudes y hábitos concordantes con los valores corporativos de la organización y que, además, deben ser sostenibles en el tiempo. Por lo tanto, estamos refiriéndonos a los principios que cada uno de nosotros opta para orientar sus acciones y decisiones. 

Proceder con ética no es imposible, ni una abstracción. Demanda probada autoestima, lucidez para tomar determinaciones -no siempre bienvenidas y aceptadas- y preceptos sólidamente posesionados; debemos integrar estos elementos de manera inequívoca. En nombre del “pragmatismo” se pretende, en sinnúmero de circunstancias, colocar entre paréntesis la ética. También, consideremos que la voluntad, acuerdo o presión de la mayoría no implica una decisión correcta. De allí la enorme importancia de proceder, en toda coyuntura, con independencia y distantes de injerencias ajenas. 

Tampoco busquemos refugiarnos en el obrar del resto para justificarnos. Actuemos con individualidad, declinemos recurrir a cualquiera de las variadas formas de “desconexión moral” para minimizar o amparar nuestras posturas. La ética exige autonomía, firmeza, convicción y coraje. Será inaplicable en seres temerosos, titubeantes, asustadizos y pusilánimes. ¡Recuerde! 

El ambiente laboral viabiliza darnos cuenta de las dificultades e incomprensiones acerca de su implementación o de su coincidencia con las políticas corporativas. No obstante, ésta realza la imagen, otorga credibilidad y brinda prestigio. Es una magnífica carta de presentación y representa un valor agregado. En síntesis, desplegará nuevas oportunidades y realizaciones. 

Seguidamente explico varias recomendaciones prácticas, más allá de nuestra jerarquía, para el ámbito de trabajo. Se trata, únicamente, de reflexiones y sugerencias, asociadas a las buenas prácticas empresariales, cuya valía dependerá de la solvencia y convencimiento para interpretar sin ambigüedades la obligada transcendencia de la ética.

Haga de la transparencia un estilo de actuación. Ésta forma parte de un círculo virtuoso destinado a promover la confianza y, por lo tanto, la creación de una convivencia que facilitará una reciprocidad llevadera con sus colaboradores, clientes, proveedores, etc. Asimismo, concibe un espacio de mayor acercamiento para los negocios. 

Practique la lealtad. Es uno de los valores más estimados por su vasta repercusión; será una indudable manifestación de su pleno espíritu de identidad y compromiso con la organización. Es difícil es un medio colmado de tentaciones, traiciones y efímeras fidelidades. 

Proceda con discreción. Guarde absoluta reserva aun cuando no sean tópicos confidenciales. La mesura facilitará hacerlo merecedor de consideración. Sea dueño de su silencio, en lugar de esclavo de las palabras expuestas en momentos de imprudencia. Esta cualidad puede asegurar su estabilidad laboral. 

Asuma la tolerancia como expresión de sus habilidades blandas. Sea capaz de forjar una interacción saludable con quienes, por motivaciones religiosas, sociales, ideológicas, sexuales, etc., tienen puntos de vista opuestos a los suyos. Aplique la empatía y acepte las diferencias humanas. Las discrepancias nos proveen de aprendizajes, aportes y connotaciones positivas. 

Sea coherente entre lo que piensa, siente, dice y hace. Propóngase realizar este ejercicio de decencia escaso en un contexto dominado por intereses, cálculos y oportunismos. Tenga el pudor de comunicar lo que concibe -guardando adecuada corrección y tino- y decline declarar lo que otros desean escuchar. Obvie comentarios aduladores o cómplices. Esta penosa usanza está normalizada en las reuniones de profesores maquilladas por la sumisión, la apatía y el sórdido mutis. 

Ejerza el respeto como factor de integración. El reconocimiento de los derechos del prójimo, la buena educación y la amabilidad distingue, abre puertas, realza la personalidad, genera un óptimo espacio para el entendimiento. Hará más agradable la conexión con sus semejantes y contribuirá al excelso clima de trabajo. 

Nuestro desempeño evidencia nuestros valores y directrices y, especialmente, revela la genuina dimensión de nuestra ética. Tengamos el indisoluble convencimiento de interiorizarla como una luz inspiradora y esperanzadora, a pesar de las oscuridades, obstáculos y desidias que enfrentamos. Evoco con ilusión las palabras del célebre escritor australiano Morris West: “El ejemplo es la lección que todos los hombres podemos leer”.

lunes, 30 de mayo de 2022

Visitas de Estado en el Perú

En ocasiones escuchamos a los comunicadores sociales y analistas aseveraciones como “visita de Estado”, “visita oficial” o “visita de trabajo” en alusión a la estadía de un mandatario en nuestro país. Al respecto, es conveniente esclarecer las diferencias, entre cada una de estas denominaciones, en concordancia en las disposiciones legales imperantes. 

Quiero comenzar reiterando, como en anteriores escritos, la importancia que las instancias del gobierno ofrezcan información, capacitación y orientación adecuada a los periodistas a fin de asegurar el empleo correcto de los términos y, además, los ilustren acerca de la aplicación del protocolo y el ceremonial. De esta manera, su labor se enmarcaría dentro de un rigor profesional más exacto. 

Hay que anotar la existencia de supuestos expertos que, ansiosos de una expectante contratación laboral, generan confusión en ciertos sectores de la sociedad con el sobrecargado uso del vocablo “protocolo”. Es lamentable percibir la inopia, improvisación y ansias de posesionarse a partir de valerse de innegables desconocimientos. Este aporte está inspirado en la necesidad de coadyuvar a esclarecer esta temática. 

Concluidas éstas dos observaciones, empecemos. Todos los detalles están contenidos en el Ceremonial del Estado y Ceremonial Regional (Decreto Supremo 096-2005-RE), promulgado durante la administración del presidente Alejandro Toledo Manrique el 2 de diciembre de 2005, que “incluye las normas de estilo aplicables en la relación con los demás Estados de la Comunidad Internacional” (artículo1) y que utilizaré como elemento de sustentación jurídica. 

Se denominan “visitas de Estado” a la realizadas por un jefe de Estado por invitación del presidente peruano o iniciativa propia del dignatario extranjero. La agenda será acordada con su representación diplomática por el Ministerio de Relaciones Exteriores Por su parte, el artículo 22 anota que “al arribar la nave del ilustre dignatario tanto el Embajador como el Director Nacional de Protocolo y Ceremonial del Estado ingresarán a la misma, para saludarlo e invitarlo a descender, acompañándolo al encuentro con el Presidente de la República o su representante”. 

Ésta comprende, principalmente, las siguientes actividades: colocación de ofrenda floral en el monumento a los Próceres y Precursores de la Independencia; saludo a los titulares de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; visita al alcalde de la ciudad de Lima y declaración de Huésped Ilustre; banquete en el Gran Comedor de Palacio de Gobierno; firma de convenios y/o declaración conjunta; condecoración con la Orden “El Sol del Perú”, en el Grado de Gran Cruz, el más alto galardón del Estado Peruano instituido por el “Protector de la Libertad del Perú” José de San Martín (1821). Como se puede apreciar están reservadas para un primer mandatario. 

Las “visitas oficiales” tienen varias similitudes con la anterior e incluyen a otras autoridades. En tal sentido, el artículo 18 se refiere a las “que realizan los Jefes de Estado, los Jefes de Gobierno, los Príncipes herederos de casas reinantes, los presidentes de Poderes Públicos, los Ministros de Relaciones Exteriores y Ministros de Estado, por invitación del Presidente de la República, del Ministro de Relaciones Exteriores u otra autoridad de jerarquía equivalente en nuestro país y que tiene un fin oficial específico”. Este es el caso de las invitaciones formuladas para la asunción presidencial cada cinco años. 

De acuerdo al artículo 23 “en caso que el Jefe de Estado visitante llegue en horas que no corresponden honores militares según el artículo 36 del presente ceremonial, el mandatario extranjero será recibido por el Corredor de Honor dispuesto para la ocasión. En este caso, los honores militares correspondientes a su alta investidura serán rendidos en Palacio de Gobierno”. En consecuencia, conforme al artículo 36, los tributos castrenses se “rendirán únicamente entre los ocho (08.00) horas y las dieciocho (18.00) horas”, coincidente con el horario en que continúa izado el pabellón nacional. Recordemos la trilogía imperante en el protocolo oficial: bandera, escudo e himno. 

Este precepto estipula que cuando el visitante llegue acompañado de su cónyuge, la autoridad nacional deberá concurrir con su esposa a recibirla. De la misma forma, es usual el intercambio de regalos, entre el invitado y el anfitrión, que tienen un componente amistoso, cultural e histórico. Contendrán criterios de pertinencia, presupuestos, entre otros. Es imprescindible delimitarlos a fin de impedir distorsiones a su intención y significado; éstos transmiten mensajes inherentes al enrevesado arte de la política y los enlaces diplomáticos. 

Las “visitas de trabajo” son hechas por mandatarios o jefes de gobierno, ministros de Relaciones Exteriores u otra autoridad de igual jerarquía en el Perú para tratar asuntos que requieren una estadía breve. La Cancillería tiene a su cargo los contactos con su delegación diplomática y, además, la calificación de la visita será determinada por su Dirección Nacional de Protocolo y Ceremonial del Estado. 

Finalmente, debemos considerar las “visitas privadas” que hace referencia a la presencia de un mandatario por motivaciones estrictamente personales. El artículo 31 precisa: “…La Dirección Nacional de Protocolo y Ceremonial del Estado coordinará con la respectiva Misión Diplomática su desarrollo y le ofrecerá las cortesías y deferencias propias a la alta investidura del visitante mientras dure su permanencia en el territorio nacional”.

Hace unos meses innumerables medios periodísticos e integrantes de la clase política cuestionaron los tratos brindadas por el gobierno del presidente Pedro Castillo Terrones al expresidente boliviano Evo Morales Ayma, durante su estancia en nuestra patria. Incluso la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República lo declaró “persona no grata”. 

Sobre el particular y en el afán de formular un análisis objetivo conviene percatarnos de lo anotado en el artículo 29: “En el caso de visita oficial de altas autoridades o personalidad extranjeras que no sean Jefes de Estado ni de Gobierno, la Dirección Nacional de Protocolo y Ceremonial del Estado coordinará y/o ejecutará el ceremonial que corresponda”. Al mismo tiempo, el artículo 33 indica que los actos de “cortesía de carácter internacional” estarán sujetos al principio de reciprocidad. 

Los tratamientos recibidos se ajustaron, de forma impecable e incuestionable, a lo aludido en nuestra legislación. Es habitual que un expresidente de la república tenga algunas deferencias concordantes con la investidura ejercida. Más allá de consideraciones incoherentes, se trató de gestos de amabilidad frecuentes. En múltiples circunstancias se crean erradas interpretaciones acerca de estas primordiales atenciones. Debe evitarse la interferencia del componente político en la siempre ponderada, asertiva y discreta práctica del protocolo. 

El ejercicio de la diplomacia presidencial ha convertido a los jefes de Estado y de gobierno en categóricos protagonistas directos de las relaciones internacionales. Su participación se ha acentuado en América Latina como expresión de un nuevo modelo de vínculo entre los países. Desde la década de 1990 se ha ido consolidando y constituye el eje permanente de la voluntad integracionista. De allí la trascendencia de abordar esta insoslayable cuestión que adquiere, en los momentos actuales, mayor valía con la finalidad de soslayar omitir la connotación del protocolo como código de comunicación y acercamiento entre las naciones. 

Por ende, coincido con lo asegurado por los investigadores José Vázquez Godina y Salvador González Cruz, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (México), en su documentado ensayo “El Estado y las Relaciones Internacionales”: “Las relaciones internacionales aparecen como fenómeno y ciencia y que esta última utiliza una descripción, conceptualización y una teoría para poder explicar las causas del fenómeno internacional. El estudio de las relaciones internacionales inicia con el conocimiento de Estado y Soberanía ya que de aquí parte el interés de los Estados por participar en el sistema internacional”.